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LA MALA INVERSION ELECTORAL DEL SEÑOR GAZITÚA

Cuando en la Cámara de diputados el “presuntamente electo diputado” Abraham Gazitua pidió la nulidad de las mesas electorales de Castro, Putemun, Quilquico, Rauco, Vilupulli, Terao, Puqueldón y Aldachildo presentó las declaraciones de 75 testigos que decían haber sido impedidos de ejercer como apoderados del candidato aliancista con el pretexto que los poderes que mostraron no llevaban la firma ni el sello legítimo del notario de Castro don David Gómez García, primo hermano del candidato conservador Ignacio García Sierpe, y hermano del diputado por Santiago, Agustín Gómez García. Ambos tatarabisnietos de quien fuera escribano y después Ministro de la Real Hacienda de Chiloé durante el gobierno de don Antonio de Quintanilla pero que en su juventud fue condenado por la Inquisición por doble matrimonio. Se había casado con una mulata en Guayaquil y después con otra mulata en Lima, y veinte años después, por tercera vez se casó en Chiloé, de ese matrimonio descendían los Gómez de Castro y Chonchi. Agustín García Sierpe fue desaforado por la venta fraudulenta de la isla Tranqui y parte del territorio de Aysén a una Sociedad Ganadera, estafa conocida como el caso Rabudos.

Gazitua denuncia que en varios lugares del departamento de Castro sus apoderados, por orden de los presidentes de las mesas receptoras, fueron expulsados de manera violenta por la fuerza pública. Este era un tipo de violencia y restricción electoral que venía sucediendo desde antes de la guerra civil de 1891 y se repetirá en todas las elecciones hasta 1936.

Los testigos en un acta firmada ante el oficial del registro civil, porque el notario antes acusado de entregar poderes con firma y sellos adulterados se encontraba fuera de la ciudad. Otros declararon que se les impidió votar por supuestas disconformidad de firma. Un recurso usado en todo el país, durante todo el tiempo que duró la llamada republica parlamentaria, para impedir el voto a personas que se saben son adherentes de un partido político distinto al de los vocales que integran la mesa. Recordemos que eran vocales designados por una Junta Electoral de mayores contribuyentes que eran elegidos por el tesorero municipal, los alcaldes y el promotor fiscal, por lo que esos vocales tenían un marcado sesgo según la agrupación política que gobernaba la comuna.

Se cumplía con la ley, pero no se dejaba constancia en el acta del nombre de las personas acusadas de suplantación de identidad ni se les enviaba detenidos para quedar a disposición del juez como lo establecía la ley electoral del año 1890 que impuso el “pupitre aislado”, hoy conocido como cámara secreta. En las elecciones parlamentarias de 1903 y en las de 1906, en muchos distritos rurales de Chiloé no se implementó el “pupitre aislado”, esto se denunció como una causal de nulidad de la elección porque el voto fue público y no secreto. Además, se dijo que cada presidente de mesa daba a los sufragantes el voto y el sobre, que eran colocados en la urna por los miembros de la mesa electoral. Además, la votación se hacía llamando a viva voz los presidentes de cada mesa a los electores, a los votantes, en el orden en que estaban inscritos en el registro electoral, pero los presidentes llamaban a los que conocían como partidarios impidiendo votar a los opositores.

En su reclamación, presentada en la Comisión Revisora de elecciones de la cámara de diputados, don Abraham Gazitúa denunció que en muchas mesas el presidente suplantaba votos aliancistas por sobres que contenían votos coalicionistas. Este es uno de los muchos vicios electorales que se repetirán en otras elecciones del llamado periodo parlamentario. Además, afirmó que, una vez terminada la elección, el escrutinio de muchas mesas se realizó fuera del lugar de votación, en casas particulares, sin la presencia de apoderados aliancistas. Estos reclamos y denuncias se fundamentaban con declaraciones de testigos firmadas ante el notario del departamento. También se agregó, como causal de nulidad, que en muchas mesas los escrutinios no se hicieron contando los votos emitidos por los sufragantes, simplemente los vocales firmaron actas preparadas exprofeso y absolutamente falsas. Otros adulteraron las actas de escrutinio cambiando la cantidad de votos aliancistas o de la coalición según la adhesión política de los vocales de las mesas receptoras. En esta y otras elecciones del periodo parlamentarista fue común, y a nadie llamaba la atención, que hubiera decenas de mesas donde votaron todos los ciudadanos inscritos. Por algún milagro no había muertos ni ancianos, físicamente impedidos de votar, en un registro electoral que no se había actualizado desde antes de la guerra civil de 1891.

En su petición de nulidad de la elección que se realizó el domingo 1 de marzo de 1903, don Abraham Gazitúa, afirmó que en esa elección “más de 503 inscritos no votaron por estar ausentes en trabajos agrícolas en Llanquihue y Valdivia”. Este número era casi un 40% del total de inscritos en los registros electorales del departamento de Castro, según el señor Gazitúa esas ausencias no se reflejaron en la abstención, y se contradice con el resultado que dan las actas oficiales que muestran que en algunas mesas votaron los 150 inscritos y en otras más del 90%.

Cuando el señor Gazitua llevando poderes dados por el juez de letras y otras autoridades del departamento de Castro, que lo acreditaban como “presunto diputado electo”, se presentó en la Cámara de Diputados a reclamar la nulidad de la elección realizada en el departamento de Castro, fue escuchado por los diputados presentes en la sala, pero fue como hacer una raya en el agua. El cohecho, los fraudes, la violencia electoral eran males endémicos de la política chilena de aquellos tiempos, y cual más, cual menos, en su campaña electoral cometió defraudaciones, contrató mercenarios que integraron las “comisiones” que recorrieron las comunas del país comprando votos. Para ser elegido parlamentario había que gastar mucho dinero, y fue una mala inversión la que hizo don Abraham Gazitúa cuando quiso ser, por quinta vez, diputado por Chiloé.

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