En etapas tempranas de la enfermedad no hay síntomas ni signos que nos permitan sospechar la existencia del cáncer de mama. De allí la importancia que se da a la mamografía como examen preventivo ya que permite detectar lesiones de tamaño muy pequeño. Cuando se presentan síntomas como bultos palpables que han aumentado de tamaño, retracción de la piel, secreciones de aspecto sanguinolenta o piel de naranja, esto significa que la patología ha logrado expandirse lo suficiente como para que podamos identificarla.
El cáncer de mama se ha transformado en un problema grave de salud. Los casos nuevos de esta enfermedad van en franco aumento y se espera que para el año 2050 se supere la cifra de los 8.000 y la mortalidad las 3.000 víctimas. Un reciente estudio comparó datos entre pacientes que se atienden a través del sistema público de salud (FONASA) versus el privado (ISAPRES) y concluyó que existe hasta un 20% de diferencia en la cantidad de pacientes que se realizan la mamografía de forma periódica, estos datos impactan también en las tasas de detección y mortalidad.
Todo esto provoca efectos tanto sociales como económicos muy grandes, el gasto en tratamientos, los años de vida potencial perdido y la discapacidad provocada tanto para quien sufre el cáncer como para su familia transforman esta enfermedad en un problema multifactorial que se busca prevenir.
Existen muchos factores que determinan la importancia que le entrega la mujer a esta este padecimiento, el nivel socioeconómico, educacional, el conocer pacientes en su entorno que hayan padecido la enfermedad y otros más. Si bien, se procura educar a las mujeres y sus familias de la importancia de prevenir el cáncer de mama la molestia que provoca la mamografía y el poco tiempo del que disponen algunas de ellas hacen que este examen no sea una prioridad.
En la actualidad hay un compromiso para disminuir la mortalidad por cáncer de mama, es así como la mamografía se incluyó dentro de las prestaciones del Examen de Medicina Preventiva del Adulto (EMPA) para mujeres entre 50 y 69 años, las que tienen la posibilidad de hacerse este examen cada 2 años de manera gratuita.
Si bien, entre los años 2005 y 2020 las tasas de mortalidad por cáncer de mama disminuyeron, el porcentaje es bastante bajo para lo que se espera provoquen las políticas públicas enfocadas en disminuir la mortalidad, más aún si consideramos que la disponibilidad del examen existe, pero la cobertura alcanza aproximadamente el 38,6%, un valor muy bajo para impactar realmente en la mortalidad.
Recordemos que el cáncer de mama sin tratamiento, o con tratamiento tardío puede provocar la muerte, y se considera que esto es lo más grave. En la realidad, las pacientes operadas por cáncer de mama también sufren los otros efectos de esta enfermedad, los psicológicos que provocan la pérdida de parte o totalidad de la mama por cirugías, la sensación de pérdida de su identidad, todo esto sumado a los tratamientos para erradicar el cáncer.
Si bien, el cáncer de mama es conocido por tener factores hereditarios que influyen en su aparición, estos solo lo determinan en el 10% de los casos de esta patología. El otro 90% es completa responsabilidad de las personas, la obesidad, el uso de terapias hormonales, el consumo de alcohol y tabaco en exceso, de alimentos procesados, azúcares y la falta de ejercicio aumentan en gran medida la probabilidad de sufrir de cáncer de mama.
Llevar un estilo de vida saludable es un factor muy importante en la prevención de este mal, así como realizar el autoexamen mamario.