El gobernador regional de Los Lagos Patricio Vallespín ha encabezado un proceso complejo, de luces y sombras y en medio de una transición con traspiés hacia la descentralización real, en lo fiscal, administrativo y político. Como ejemplo, aún hay que ir o “desfilar” a Santiago para revisar presupuestos con los ministerios. Eso es una muestra de que las decisiones no están acá en la región como esperábamos y como lo hemos demandado desde nuestras 4 provincias. Falta coordinación, colaboración en el despegue de los gobiernos Subnacionales y hay poca voluntad para ello.
El centralismo resiste, los regionalistas sabemos que no será fácil.
Lo de 2023 fue muy duro para todo el Gobierno Regional aquí y en varias regiones del país y eso aún tiene sus repercusiones. Obviamente ello genera reflexiones y automiradas legítimas.
Por ello, la decisión del Gobernador Vallespín de no repostularse al cargo para el próximo periodo es personal; y hay que respetarla, sin especulaciones, con el respeto que merece; rescatar lo realizado en materia de políticas públicas regionales de mediano y largo plazo en torno a principales brechas sociales y desafíos climáticos y medioambientales, y poner confianza en que la región debe seguir preparándose y aún mejor para avanzar en descentralización real y efectiva.
Sin detener la marcha, sin bajar los brazos. Con buenas decisiones y verificables, en equipo, con certezas, evaluando siempre, con seguimiento y control interno; evitando el riesgo del exceso de confianza. Nuestra realidad regional, desde la dispersión geográfica y diversidad demográfica productiva exige una gestión pública moderna, estratégica y colectiva.
Estoy seguro que la región irá fortaleciendo su conducción y su orientación hacia el desarrollo sustentable y sostenible, su gobernanza interna, su liderazgo regional, el involucramiento de las comunidades en las decisiones que les impactan; en la política, en la vinculación pública-privada y comunitaria y en el reforzamiento de un colectivo político que va desde el o la dirigenta vecinal o social hasta el mundo académico, industrial o de servicios para un mejor control y vigilancia social de lo público, lo que nos pertenece a todos y todas.