Durante nuestro trabajo de acompañar a docentes, buscamos observar en las visitas a colegios qué ocurre en el proceso formativo del estudiante. Ponemos atención a los momentos de la clase, a las rutinas de ingreso del alumno, a los recreos, a las actividades cotidianas y al ambiente del aula como de la cultura escolar del lugar.
Al observar confirmamos que mantener un buen clima garantiza una sana convivencia y con ello, un ambiente predictor del posible logro en el desarrollo de una clase y la construcción de aprendizajes. En cambio, los climas negativos podrían generar estrés, irritación, desgano, depresión, falta de interés y una sensación de agotamiento físico.
En marzo el abrupto retorno a la presencialidad trajo consigo dificultades en la adaptación y la convivencia llegando incluso a hechos de violencia que tuvieron que ser abordados sobre la marcha, con estrategias como la reducción de la jornada. Ahora, con el fin de proteger la salud de las comunidades educativas, se adelantaron y extendieron las vacaciones y con ello es necesario volver a pensar cómo afrontar de buena forma este nuevo retorno a fin de mes: ¿qué debemos hacer distinto?
Distintas perspectivas coinciden en que es necesario repensar la forma en que se organizan las actividades al interior de las escuelas. El artículo “Retorno presencial a clases” del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, recomienda poner particular atención en el bienestar socioemocional colectivo; promover instancias de reflexión y espacios de cuidado con docentes; incorporar a las familias en la planificación y ejecución de actividades; incorporar actividades extraprogramáticas entre distintos actores de la comunidad; y posibilitar formas de expresión de la cultura juvenil en la escuela, como también actividades de aprendizaje lúdicas, recreativas y artísticas que favorezcan la interacción, el encuentro y el intercambio entre los participantes. A nivel de aula, incorporar recursos que generen emocionalidad positiva (risas, sonrisas, humor) que harían una gran diferencia en muchos estudiantes.
La invitación a equipos directivos y docentes es a pensar ¿qué haremos distinto en este retorno para evitar situaciones complejas como las ocurridas en marzo? ¿cuáles de estas recomendaciones podemos incorporar? Pensemos en nuestras capacidades organizativas para asegurar un buen comienzo del segundo semestre.