
La patagonia chilena nos ha regalado bellezas naturales extraordinarias, encontrando -por ejemplo- 42 unidades de áreas protegidas que se sitúan entre las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, con más de 13,5 millones de hectáreas, equivalentes al 72,5% del total nacional de las áreas silvestres protegidas.
Sin ir más lejos, en Puerto Varas contamos con el segundo lago más grande de Chile. Su línea de costa es de 196,5 kilómetros y su superficie alcanza los 870,5 kilómetros cuadrados. Adicionalmente estamos en una región donde contamos con un territorio con más de 40 islas y una población rural de un 26%.
Todas estas bellezas sociales, culturales y geográficas presentan diversos desafíos comunes ante la creciente visita de turistas locales, nacionales y extranjeros: un deficiente desarrollo de las propias unidades, una carencia en su oferta de servicios e infraestructura y una falta de recursos humanos.
Entre los potenciales que esta macrozona tiene se encuentran el aportar en el control de emisiones de carbono, colaborando en la disminución de los efectos del cambio climático, potenciar el turismo como actividad económica principal y entregar herramientas a las comunidades locales para ser protagonistas de su progreso, permitiendo una planificación estratégica para un desarrollo económico sustentable.
Al referirnos a la problemática del Lago Llanquihue encontramos que en su entorno se desarrollan múltiples actividades económico-productivas que conllevan el ingreso de diversos elementos al agua y que pueden impactar la salud del mismo, hecho que se complejiza aún más con los efectos del cambio climático. Ambas situaciones se han presentado en otros lagos en el mundo y sus efectos han sido devastadores para las comunidades locales.
Ante este escenario, la Universidad San Sebastián ha desarrollado un mecanismo que responde en gran parte a las problemáticas mencionadas y donde busca ser parte de una mejora desde nuestro quehacer y contando con académicos experimentados, como Vreni Häussermann, quien centra su investigación en la biodiversidad de los fiordos de la macro zona sur de Chile.
También mediante los distintos proyectos colaborativos co-construidos que hemos ido ejecutando hace más de cuatro años, con más de 50 organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil, con quienes estamos trabajando para generar, en el mediano plazo, un modelo de gestión sustentable de áreas naturales que permita la conservación, valorización y recuperación de estas áreas de patrimonio natural, económico y social, con el fin de impulsar el desarrollo territorial.
Por lo mismo es que estamos seriamente comprometidos para convertir al Lago Llanquihue en un modelo de clase mundial en materia de conservación, ciencia aplicada, tecnología y educación ambiental, en equilibrio con el desarrollo integral de las comunidades.
A través de un proyecto financiado por el Gobierno Regional mediante el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) implementamos un sistema que determina la factibilidad técnica y económica de utilizar la teledetección, metagenómica y el monitoreo remoto para la generación de información que estará al servicio de las autoridades para la mejor toma de decisiones entorno a políticas públicas en beneficio de la sociedad.
En el área de la salud generamos un programa de atención multicultural rural, elaborado y articulado en conjunto con las comunidades locales, el mismo que busca servir de modelo para una futura propuesta nacional de atención en estas zonas, permitiendo mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
De esta manera (y otras), el conocer y dar respuesta a los distintos desafíos de nuestra región hace que nuestros estudiantes sean actores relevantes dentro de ella y que conozcan de primera mano el entorno. El trabajo acertado con la sociedad y con los distintas organismos público y privado ha generado la confianza para que sigamos construyendo en conjunto una región más próspera, conscientes de lo importante que es la preservación de nuestra riqueza natural.