Todas las sociedades tienden a traspasar a las nuevas generaciones el conocimiento de los hitos que, durante el tiempo, van dando forma a su historia, lo que colabora en la creación de su cultura y de elementos que, en determinados territorios, forjan su idiosincrasia, que orienta su vida comunitaria y hace que los ciudadanos se reconozcan, como parte de un grupo humano distinto, identificable por otros.
Los chilotes hemos sido, siempre, muy celosos de guardar nuestros recuerdos y, sentirnos orgullosos de los elementos que fundan nuestra cultura, nuestras creencias, nuestro arte y nuestras costumbres.
Lo anterior me llevó a proponer, en la discusión de la última ley de presupuesto, una indicación que permitiera al ejecutivo “estudiar la inclusión en los currículos escolares aplicados en la provincia de Chiloé, de contenidos respecto a la incorporación del territorio de Chiloé a la soberanía nacional a través del Tratado de Tantauco y de la toma de posesión del Estrecho de Magallanes por tripulantes chilotes en la Goleta Ancud.”
De este modo, se permitiría la “inclusión en los currículos escolares de ramos o contenidos que fortalezcan la pertenencia cultural a las tradiciones del territorio en los estudiantes en la provincia de Chiloé, Región de Los Lagos.”
Pese a que esta indicación fue aprobada, por la Cámara de Diputados y por el Senado, en un hecho insólito y lamentable, el Presidente Piñera recurrió al Tribunal Constitucional, para que declarara inconstitucional esta propuesta.
La indicación no genera gasto público ni cambia funciones o atribuciones de organismos públicos, por lo que resulta más inentendible el requerimiento que hace el Presidente al TC, salvo que, se oponga a que los nuevos estudiantes conozcan la historia de Chiloé.
Es probable que él no conozca ni le interese que en 5 años más conmemoramos 200 años de nuestra anexión al territorio nacional producto del tratado de Tantauco o la importancia de la acción de la Goleta Ancud que en 1843 permitió anexar Magallanes al territorio nacional un día antes del desembarco de los tripulantes de una nave francesa.
¿Qué mueve entonces al Presidente a negarse que, en Chiloé se enseñe esto a los estudiantes?
Creo que le debe una explicación a Chiloé, a sus habitantes, a los descendientes de tan relevantes y heroicos hechos.
Es probable que el Presidente no entienda el valor de la historia y la cultura, para el desarrollo de los pueblos. En Chiloé reconocemos, con orgullo, el valor de nuestra historia, de nuestras costumbres, nuestros valores, nuestras creencias y nuestro modo de vida.
Ello es lo que se persigue con esta indicación, aprobada por el Congreso e intentada negar por el Presidente Piñera, con su requerimiento al Tribunal Constitucional que, dicho sea de paso, ha sido el recurso permanente, usado por la presidencia, ante acuerdos del Congreso, que no le son de su agrado, debilitando la democracia, al punto de oponerse, como ahora, a una iniciativa que solo intenta promover el conocimiento de la historia chilota, a sus niños y jóvenes.
Esto resulta no solo lamentable, sino que, como esperamos, debiera provocar el más amplio rechazo de toda nuestra comunidad y, promover, en contra de la decisión presidencial que, en todos los colegios de Chiloé, se incluya el conocimiento de la importancia de nuestra historia y nuestra cultura y participar además de la idea de una gran comisión Bicentenario que sueñe el Chiloé que queremos para el 2026.
Nada nos impedirá seguir enseñando nuestra historia y traspasar, a las nuevas generaciones, aquellas acciones que nos enorgullecen y que, desde siempre, han ido forjando nuestra cultura.