Docentes de la Escuela de Arqueología de la Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt, Simón Sierralta y Constanza Cortés viajaron a Estados Unidos en septiembre 2023, donde revisaron una colección arqueológica sobre Chiloé, que está conservada en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York desde hace 90 años. Esto permitió dar a conocer una colección que es casi desconocida para la arqueología nacional.
El viaje formó parte del proyecto Fondecyt Regular “Colonialismo insular en los confines australes de América: interculturalidad, impacto y definición arqueológica de Chiloé y su jurisdicción (siglos XVI-XVIII)”, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), liderado por el Dr. Simón Urbina, de la Escuela de Arqueología de la Universidad Austral de Chile en la Sede Puerto Montt.
El proyecto -adjudicado el 2023 y que tiene una duración de cuatro años- plantea una investigación desde la arqueología histórica del proceso de implantación colonial en un contexto marítimo y culturalmente diverso localizado en el margen meridional del imperio español en América, desde la fundación de Castro en 1567 hasta la gradual definición de la jurisdicción de Chiloé en los siglos XVII y XVIII.
COMPRENDER LAS RELACIONES INTERCULTURALES EN CHILOE
Durante el viaje realizado en septiembre del año pasado los profesores Simón Sierralta y Constanza Cortés analizaron la colección arqueológica recuperada entre 1935 y 1936 por los norteamericanos Junius y Margaret Bird en el archipiélago de Chiloé.
La colección comprende artefactos líticos (de piedra), malacológicos (moluscos), óseos y cerámica indígena y europea, claves para comprender las relaciones interculturales en el periodo Alfarero Tardío y el periodo Colonial.
El Prof. Simón Sierralta explica que a finales de 1934 el Museo Americano de Historia Natural financió una expedición arqueológica, cuyo objetivo era investigar la antigüedad del poblamiento humano en Patagonia. “Esa exploración fue conducida por el arqueólogo neoyorquino Junius Bird. Junto con su mujer Margaret, pasaron dos años de luna de miel recorriendo e investigando en Patagonia occidental. La idea era probar la hipótesis de que el poblamiento inicial de Patagonia hubiera ocurrido a través de los archipiélagos. En parte gracias a ello hoy sabemos que no fue así. Entonces lo que hicieron fue llegar en tren a Puerto Montt, donde compraron una lancha chilota velera a la que adaptaron un motor de auto Ford. Zarparon desde isla Maillén, y navegaron hasta Punta Arenas excavando conchales y conociendo a los kawésqar”, comenta.“Para no tener que ir y volver a Nueva York, que en esa época se hacía en barco, pasaron el invierno de 1936 en Chiloé, alojando en un hotel de la plaza de Castro. Recorrieron la isla, recolectaron materiales y excavaron algunos sitios, y todas esas piezas y documentos se fueron a Nueva York. Eso fue hace 90 años, y como la arqueología en Chiloé se ha desarrollado poco, esa colección no se investigó más, a diferencia de aquéllas que obtuvieron en Magallanes e Isla Navarino”, destaca el profesor Sierralta.