Urge intervención para conservar Fuerte San Antonio
Actos de vandalismo han llevado a acelerar una pronta protección de uno de los principales atractivos turísticos de la comuna de Ancud.
Un urgente plan de protección demandan las actuales condiciones que ofrece el Fuerte San Antonio con que cuenta la ciudad de Ancud.
El recinto que tiene la categoría de sitio arqueológico fue blanco en los últimos días de actos de vandalismo luego que desconocidos rayaron sus cañones y el monolito de la explanada.
Sus instalaciones representan el símbolo de la rica historia insular toda vez que cada 22 de enero se conmemora la firma del Tratado de Tantauco que en 1826 consagró la anexión de Chiloé al territorio chileno logrando así la emancipación de la corona española.
A pesar de que el principal acceso dispone de una reja, igualmente el espacio es visitado sobre todo en horario nocturno motivado por el consumo de alcohol donde grupos de jóvenes dejan su huella en perjuicio de la conservación de esta fortificación hispana.
La falta de un cierre perimetral aumenta la vulnerabilidad con que queda este sitio mantenido por el área de aseo y ornato municipal, pero de propiedad del Ministerio de Bienes Nacionales.
Destrozos que encontraron un rechazo transversal en la comunidad considerando que el San Antonio es uno de los puntos de mayor interés para el turista que ingresa por la parte norte del Archipiélago.
“Es lamentable, esto da para pensar que puede ser gente de acá, los turistas conocen el fuerte, pero no sé sí saben que pueden ingresar en la noche, después que se cierra, el hecho que alguien se infiltre a mí me hace pensar que puede ser alguien de acá, sería súper triste, ya que sigue mostrando la falta de cultura”, comentó Sebastián Monsalva, emprendedor del rubro hotelero.
Los daños fueron condenados por trabajadores o artesanos que se desempeñan en el acceso al lugar quienes afirman que la ingesta de alcohol como la acumulación de desechos son una constante por jóvenes que concurren en forma regular al icónico espacio.
PLAN
El decreto de sitio arqueológico del recinto impide una intervención directa e inmediata para asegurar su protección de actos de vandalismo.
Una condición que no permite reparar, por el momento, los cañones como el monolito que mantienen los trazos de pintura dejados por sus desconocidos autores.
Así, la Oficina Municipal de Turismo, ya trabaja en el diseño de un plan de reparación el cual debe ser visado por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), ente encargado de hacer cumplir la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales.
Nicolás Olave, jefe de esta repartición municipal explicó que “no es tan fácil como llegar y pasar pintura a los cañones, si no, que hay que hay que presentar un proyecto con todos los aspectos técnicos a Monumentos Nacionales para que el mismo Consejo de Monumentos Nacionales lo revise y lo apruebe”.
Mientras tanto se está evaluando la contratación de vigilantes para resguardar la fortificación en horario diurno y nocturno sumado a la solicitud de traspaso del sitio desde el Estado de Chile al municipio ancuditano, siendo materias aún por formalizar, mientras uno de los símbolos turísticos sigue expuesto a los daños y desprotección.
CULTURA
Desde la seremi de Las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Los Lagos se reaccionó ante el acto de vandalismo cometido en contra de este bien del Estado de Chile.
Paulina Concha, seremi de este servicio gubernamental, explicó que uno de los primeros pasos consiste en realizar un levantamiento de información a través de un trabajo conjunto con el Ministerio de Bienes Nacionales.
“A través del Consejo de Monumentos se va a hacer un levantamiento de esta información y se entregará a quien corresponde la administración que es el Ministerio de Bienes Nacionales”, acotó la abogada.
La personera sentenció que desde su cartera se abordará la parte técnica para intervenir el sitio mientras que la seremi de Bienes Nacionales deberá denunciar respecto a los destrozos acontecidos en los últimos días.
BUROCRACIA
Para el seremi de Bienes Nacionales, Jorge Moreno, el aparato estatal exige el cumplimiento de diferentes trámites administrativas antes de intervenir un espacio de carácter histórico o arqueológico.
El funcionario dijo que “en la administración pública hay que cumplir todos los formalismos que establece la ley, y me imagino que el municipio estará elaborando el proyecto para ser presentado al Consejo de Patrimonio y Cultura para levantar las medidas de mitigación y reparar el daño que estos malintencionados han ocasionado al fuerte de Ancud”.
“Es difícil ceder un inmueble de naturaleza histórica, pero sí, siempre estamos llanos a entregar concesiones de inmuebles fiscales, porque nosotros, la principal preocupación, es que los inmuebles fiscales sean bien utilizados y que tengan una correcta administración y si en el caso del fuerte de Ancud es necesario cambiar de administrador, obviamente escuchamos todas las propuestas”, aseguró Jorge Moreno.
ANTECEDENTES
El Fuerte o Batería San Antonio formó parte de diferentes fortificaciones construidas desde el año 1767 cuando Chiloé pasa a depender en forma directa del Virreinato del Perú.
Su edificación obedeció a una estrategia militar tendiente a proteger el borde costero de las amenazas de piratas u otros intereses extranjeros.
Ya en 1820 y en los comienzos de la historia republicana el gobernador Antonio de Quintanilla da inicio a una refortificación de la Batería de Tecque, actual lugar de emplazamiento, aumentando así su capacidad para darle finalmente el nombre de San Antonio en honor al santo patrono de esta instalación.
Este espacio tuvo un papel fundamental en la defensa de la ciudad durante la guerra de la independencia hasta 1826.
Desde fines del siglo XIX el Fuerte San Antonio es un parque histórico y arqueológico disponible para los visitantes que llegan a conocer y explorar su pasado.
Consta de siete cañones sumado a un obelisco instalado en 1926 al conmemorarse los 100 años de la anexión de Chiloé.
La estructura tiene representada a los gobernadores José Santiago Aldunate y Antonio de Quintanilla, primer gobernador chileno y el último gobernador español en forma respectiva.