Un panorama crítico es el que enfrentan decenas de familias campesinas chilotas como consecuencia de la crisis hídrica que ha golpeado con fuerza al Archipiélago de Chiloé.
La falta de precipitaciones que alimenten las vertientes o cauces de agua ha redundado en una serie de trastornos tanto para el consumo humano como la propia ganadería e incluso agricultura en las comunidades.
El servicio o funcionamiento de los Programas de Agua Potable Rural (APR) hacen la excepción respecto del drama que deben enfrentar en forma diaria los habitantes del campo e islas del llamado mar interior.
Al norte de la provincia, unos 400 pequeños agricultores dedicados a la producción del agro y la ganadería se han visto seriamente resentidos al no contar agua en sus campos.
Fue el presidente de la Asociación de Pequeños Agricultores de Chiloé (Apach), Domingo Valenzuela, quien dio la voz de alarma ante la seremi de Agricultura debido a los difíciles días por los cuales cruzan sus asociados.
El dirigente dijo que “la situación es crítica por lo menos en el agro, porque aquí cuando hay sequía siempre falta el agua para el consumo humano, pero nunca faltó para los animales, hoy día es crítico total, no tenemos agua para los animales, solamente hay agua entre quienes tienen APR y lo que entrega la municipalidad con los camiones aljibes”.
Valenzuela aseveró que la situación por la crisis hídrica se comenzó a agudizar hace un mes en forma aproximada sentenciando que para hidratar a los rebaños el municipio ha habilitado algunos pozos mientras que como medida extrema los campesinos han optado por la red de agua potable rural.
“En algunas partes obligadamente hay que darle agua de los APR a los animales y el resto llevan a sus animales a kilómetros de distancia donde hay esteros que no se han secado”, subrayó el presidente de los agricultores ancuditanos.
El agricultor dijo que en estos momentos urge la conformación de una mesa del agua a nivel provincial que sume a distintos actores tanto públicos como del sector privado o campesino para abordar el problema por la crisis hídrica.
Mientras tanto el gremio confeccionó una lista de productores campesinos quienes formalizarán un petitorio consistente en la entrega de forraje para los animales toda vez que los incesantes días de calor han secado casi la totalidad de las praderas.
DEMANDA
A la par la Dirección de Turismo y Fomento Productivo de la municipalidad de Ancud admitió un aumento exponencial de solicitudes por contar con agua potable entre las familias campesinas.
Una flota de ocho camiones aljibes provee del vital líquido destinado al consumo humano entre unas 600 familias que viven el drama de no contar con agua para su sustento.
Leonor Herrera, directora de este servicio municipal, señaló que bajo esta condición se han ido sumando más habitantes de los sectores campesinos movidos por la crisis hídrica.
“Claramente este año el déficit hídrico y la sequía ha sido mucho más relevante que en otros períodos, normalmente en estas fechas estábamos entregando agua a unas 380 a 400 familias y hoy ya estamos sobre las 600 familias lo que equivale a unas 1.400 personas incluyendo sector urbano rural”, afirmó Herrera.
Actualmente la Oficina Municipal del Agua continúa acogiendo solicitudes por este servicio sobre todo desde las comunidades campesinas castigadas por la falta de lluvias. A los aljibes municipales se suma los Cuerpos de Bomberos de Ancud y Chacao.
CRISIS EN QUEMCHI
El mismo fenómeno ha incluido el radio urbano de Quemchi que depende precisamente de un sistema de agua potable rural para abastecer las viviendas de la ciudad. Dada esta condición es que la administración ha optado por suspender parcialmente el servicio en el pueblo con el fin de ir dosificando el agua que recibe la población.
Las comunidades del campo y las islas sufren con la misma rigurosidad la carencia del líquido para los hogares y la pequeña actividad ganadera.
Patricia Lleucún, presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos quemchina explicó que “en todos los sectores rurales no hay agua, me llamaron de Montemar para decir que no hay agua y yo llamo al encargado del agua, el tema está crítico”.
“En las islas nada, en isla Caucahué no hay nada de agua (…) los camiones aljibes están entregando agua, recuerdo que hace unos 15 años que no había una crisis por falta de agua”, recordó la dirigente.
Más al centro del territorio chilote, puntualmente en Curaco de Vélez, las altas temperaturas han secado los campos y mermado los caudales de los riachuelos o pozos de los cuales dependen los agricultores para mantener a su pequeña ganadería.
Así lo expuso en su momento Manuel Mardones, en su calidad de coordinador del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) que funciona gracias a un convenio entre el municipio curacano y el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap).
“En las últimas semanas no ha caído agua y al parecer se trata de una situación que viene para quedarse y los veranos van a ser muy secos: habrá déficit hídrico que va a ir mermando la capacidad productiva de los ganaderos y de los agricultores en general por no contar con agua en sus predios”, advirtió el funcionario.
En esta línea Mardones señaló que en los últimos años se han realizado inversiones en iniciativas para captar agua de la lluvia a través de estanques artesanales.
Sin embargo, la falta de precipitaciones ha gatillado que estas reservas se terminen por agotar para infortunio de los agricultores. Atendiendo el drama social de la agricultura familiar campesina es que el municipio solicitó al Gobierno que se decrete estado de emergencia agrícola para así optar a algunos recursos que ayuden a mitigar o paliar los negativos efectos por la carencia de agua.
MINAGRI
A partir de la realidad agrometeorológica que afecta a la zona, el Comité de Gestión Integral de Riesgos descartó de entrada que nos encontremos en una emergencia agrícola en el territorio como consecuencia de la falta de lluvia y las sostenidas altas temperaturas.
No obstante, el seremi de Agricultura, solicitó un informe detallado a los distintos servicios del agro que permitan diseñar un diagnóstico acerca de la realidad ocasionada por la crisis hídrica. Los antecedentes los reportó el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
“Estamos frente a un déficit hídrico tardío, menor al que se había proyectado inicialmente por el Fenómeno de La Niña. Afortunadamente, la disminución de las precipitaciones sucedió luego del periodo en que habitualmente se produce forraje en nuestra región. Hemos evidenciado algunos daños y disminución de la producción en sistemas ganaderos en algunos predios que no ajustaron sus procesos a estas condiciones ya anunciadas. Igualmente, observamos, en otros casos, daños en praderas que se arrastran hace ya varias temporadas”, declaró Winkler.
El personero mencionó que “es por eso, que hemos decidido adelantar la entrega de algunos instrumentos de apoyo financiero de INDAP para apoyar a la pequeña agricultura, pero descartamos que estemos frente a una emergencia agrícola, ya que ésta se registra ante una condición excepcional o catástrofe”.
Eduardo Winkler agregó que los cálculos agrometeorológicos estiman en un 65% el déficit de lluvia en la zona, situación que no ha hecho más que agudizar los problemas de abastecimientos en las praderas siendo el panorama que golpea con fuerza a productores del agro en los campos e islas del Archipiélago.