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Incendios forestales generan daños que pueden durar más de cinco décadas

El estudio realizado en Chiloé en la Estación Biológica Senda Darwin, reveló los efectos dañinos a largo plazo que ocasionan los incendios forestales. Éstos, no sólo afectan la vegetación, sino también a los suelos y su capacidad de mitigación al cambio climático.

Durante el periodo de máxima exposición a incendios, en la provincia de Chiloé se han registrado un total de 56 incendios forestales, los que han consumido una superficie de 119,39 hectáreas de vegetación natural. Una preocupante situación que amenaza a las comunidades que habitan en sectores aledaños a bosques y plantaciones, pero también a nuestra biodiversidad, ocasionando dañinas consecuencias en la estructura y funcionamiento de muchos ecosistemas del archipiélago, con efectos que pueden perdurar por más de 50 años.

Así lo demostró una reciente investigación desarrollada por científicos y científicas del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, en la Estación Biológica Senda Darwin, localizada en Ancud. El estudio, fue publicado en la Revista Science of The Total Environment y demostró que los incendios no sólo afectan la vegetación, sino también a los suelos y su capacidad de mitigación al cambio climático.

La investigación estuvo a cargo de Jorge Pérez Quezada (Universidad de Chile) y Aurora Gaxiola (Universidad Católica), ambos  del IEB, entre otros científicos que participaron del trabajo, y se desarrolló en un terreno donde hace más de cinco décadas un bosque templado lluvioso fue consumido por un gran incendio, transformándose en un espacio inundado, donde pudieron determinar que los efectos del incendio forestal no solo dañaron la vegetación y el suelo de este ecosistema, sino que además afectaron radicalmente el equilibrio de gases de efecto invernadero.

“En esta investigación pudimos evaluar los efectos de largo plazo que generan los incendios en bosques del sur de Chile, transformando el espacio en suelos inundados que pueden tomar mucho tiempo en recuperar la capacidad de mitigación del cambio climático. En ese contexto, también encontramos que el bosque maduro es un gran sumidero de gases de efecto invernadero, mientras que el sector quemado puede ser un emisor de los mismos. Y esto, a más de 50 años de ocurrido el incendio”, comenta Jorge Pérez Quezada, ingeniero agrónomo.

La publicación explica que los bosques y los suelos son grandes sumideros de dióxido de carbono, entre otros gases, siendo así grandes aliados para mitigar el cambio climático. Sin embargo, la destrucción de estos hábitats a causa de las llamas, perjudica esta indispensable función de los ecosistemas terrestres, afectando también los ciclos hídricos y la disponibilidad de nutrientes en el suelo.

COMPARANDO ECOSISTEMAS

El trabajo en esta zona de la Región de Los Lagos, también contempló un análisis comparativo con un bosque antiguo de la Estación Biológica Senda Darwin. Así, en ambos lugares, y durante dos años, se realizaron mediciones mensuales de los flujos de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O).

Jorge Pérez comenta que cuando las turberas se desarrollan por dinámicas no antropogénicas (sin intervención humana) y son conservadas, otorgan grandes beneficios a los territorios y comunidades, ya que almacenan mucho CO2 y cumplen un rol importante en el ciclo hídrico, en muchos casos proveyendo de agua a las poblaciones humanas. Ejemplo de ello son las turberas de Puerto Natales, Punta Arenas y Chiloé.

Sin embargo, cuando este tipo de humedales no están bien conservados, o bien, su origen es producto de perturbaciones humanas, como incendios, éstos pueden emitir metano -entre otros gases de efecto invernadero- dejando además de entregar otros servicios fundamentales.

“El metano tiene un poder de calentamiento global 30 veces más potente que el CO2. Y el óxido nitroso es aproximadamente 250 veces más fuerte que el CO2. Por otro lado, al quemar un ecosistema vegetal, el dióxido de carbono se volatiliza, acrecentando con ello el efecto invernadero”.

comenta el investigador del IEB.

“Del mismo modo, cuando se daña el suelo producto de las llamas, se altera la biodiversidad del suelo, de formas que aun debemos estudiar, pero sí sabemos que elementos químicos que se producen después de los incendios pueden llegar a otros sectores o cauces de agua, producto de la erosión y de las lluvias, y alterar ecosistemas de agua dulce. En otras palabras, los efectos negativos del fuego son muchos y aún falta estudiarlos”, comenta la investigadora Aurora Gaxiola.

Es por ello que, uno de los objetivos principales de este trabajo, fue demostrar con evidencia, la importancia de proteger a los ecosistemas de nuestro país, evitando así la degradación de estos espacios producto de la intervención humana, como son los incendios o las talas rasas. Asimismo, el documento detalla que estos efectos duraderos hacen que la prevención de incendios forestales deba ser una prioridad en los bosques templados antiguos.

Cabe señalar que en la región de Los Lagos se mantiene vigente hasta el 15 de marzo de 2021, la prohibición absoluta de uso del fuego para todo tipo de faenas silvoagropecuarias. Las denuncias se pueden hacer a los teléfonos 130 de Conaf, 132 de Bomberos, 133 de Carabineros o al 134 de la Policía de Investigaciones.

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