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Dos jóvenes deportistas luchan por su sueño en medio de la pandemia

Dámaris Alarcón y Rodrigo Cárdenas, jóvenes chilotes que siguen trabajando por su deporte y por seguir sumando triunfos, tomando para ello los resguardos necesarios por la amenaza del SARS-CoV-2.

Dámaris Alarcón y Rodrigo Cárdenas, jóvenes chilotes que siguen trabajando por su deporte y por seguir sumando triunfos, tomando para ello los resguardos necesarios  por la amenaza del SARS-CoV-2.

La llegada del coronavirus (SARS-CoV-2) ha significado para muchos un giro rotundo en sus vidas, de esto no han quedado exentos los deportistas isleños. Muchos  han hecho frente a la contingencia para seguir construyendo su sueño: Rutinas  de entrenamientos diferentes, postergación de torneos, e inclusive el distanciamiento de sus familias, son algunos de los sacrificios en estos nueve meses de decretada la pandemia en nuestro país.

Del amplio universo de jóvenes promesas del archipiélago, existen dos que no cesan en alcanzar sus metas, esto no resta méritos a otros que ya se han consagrado, sin embargo, una esforzada adolescente de Castro y un joven dalcahuino, en dos disciplinas muy distintas; dan la batalla. Dámaris Alarcón (17) a sus cortos años, ya sabe de triunfos en el básquetbol femenino desde muy pequeña defendiendo los colores del club deportivo San Francisco de Asís de la capital chilota.

El baloncesto la llevó a dar saltos insospechados, pero su constancia y su bravura en la cancha como conductora de su equipo, ganarse un lugar en el “Team Huasitas”, combinado nacional, campeón sudamericano en 2018 victoria que les entregó boletos al mundial de Rumania, que debía efectuarse este año, el que fue postergado en razón del Covid-19.

Este 2020 tenía más sorpresas para la estudiante, quién lo diría, en un año tan difícil para todos. Las buenas actuaciones y su paso fugaz por Norteamérica, en gira preparatoria con la “Rojita femenina”, hoy la tienen en Orlando Florida,  en el quinteto del Central Pointe Christian Academy, donde sigue en su puesto natural (base).

Desde suelo estadounidense la pequeña jugadora nos dio cuenta de su radical cambio de vida, desde su llegada en septiembre pasado, lugar al que se adaptó rápidamente, donde ha debido saber combinar sus estudios de enseñanza media con la práctica deportiva y la alta competencia.

¿Cómo ha sido tu vida estos meses?

-“Bueno, desde que llegué a Estados Unidos todo ha sido puro básquetbol y estudio. La verdad que el programa es súper serio, se preocupan mucho de nuestro crecimiento como estudiantes y deportistas, pero por sobre todo como personas. Me levanto a las 7.30 de la mañana, me preparo el desayuno y a las 8 comienzan las clases; luego de 11 a 12 rutina de pesas para continuar con skill (ejercicios con el balón) de 12 a 13 horas, para terminar con almuerzo. En la tarde entrenó dos a tres horas, regreso a eso de las ocho a terminar tareas y si me sobra tiempo llamar a mis papás”.

Un cambio rotundo ¿ha sido difícil adaptarse?

-“Ha sido muy fuerte el cambio, pero me he ido adaptando, la verdad hay tiempo para todo. En lo deportivo hemos jugado varios partidos con mi equipo, hemos mejorado mucho. La verdad que nos hemos enfocado en los detalles y otras cosas. Lo mejor es el ambiente que se vive al interior del equipo que es muy bueno, existe mucha comunicación con el coach (técnico) y lo mejor de todo que tenemos muy buena comunicación con el coach y la compañeras, dentro y fuera de la cancha. La verdad que no me arrepiento de la decisión, solo quiero seguir jugando cada día como jugadora y persona, siempre con los pies bien puestos en la tierra”.

¿El Covid-19 es un tema que te preocupa?

-“Acá somos muy cuidadosos, existen una serie de protocolos sanitarios, cuando vamos al gimnasio, al  interior de este y cuando regresamos a casa. Y habitualmente nos realizan el test PCR y eso nos entrega seguridad”.

Estas serán tus primeras Fiestas de Fin de año sin tus papás ¿cómo ves esos días?

-“Obviamente quisiera estar junto a toda mi familia, pero no voy a estar sola. Ya llegará el  momento de abrazarnos y de disfrutar con ellos, pero hay que ser felices pese a la circunstancia”.

DESDE OSORNO MIRA CHILOE

Otro que vive una situación similar, pero no tan distante de su natal Chiloé, es el dalcahuino y campeón nacional de lanzamiento del disco, Rodrigo Cárdenas (26) estudiante de kinesiología, carrera que está finalizando y que compatibiliza con sus entrenamientos a puertas cerradas en Osorno, en razón de la contingencia sanitaria.

Pese a las restricciones sigue luchando para enfrentar competencias planificadas para el 2021, ya que este año debió marginarse de torneos, pero si compatibilizar el internado de su carrera el que debió parcializar a distancia por plataforma digital y en el centro de salud donde fue asignado.

Rodrigo o “yoyi”, para sus cercanos, el 2019 fue campeón nacional a nivel federado y este verano  antes de decretada la pandemia resultó campeón de lanzamientos. Su currículo también da cuenta de competencias también en Sudamérica y Europa, pero hoy sigue mentalizado en seguir adelante siempre con los recaudos que exige el coronavirus.

Inició la temporada con exigentes entrenamientos que lo llevaron a estar seis horas en el gimnasio, hoy se reducen a 2 diarias, debiendo compatibilizar sus horas de estudio y prácticas. Pese a esto ve con buenos ojos lo que se viene en su disciplina.

¿Cómo divides el tiempo entre el deporte y la universidad?

-“Solo me he dedicado entrenar dos horas diarias, sigo con mi internado mitad presencia, mitad online y por estas razones perdí un auspiciador y me vi en la obligación de trabajar para suplir el déficit financiero con entrenamientos a algunas personas. Tengo internado de 9 a 17 horas y luego de eso hasta las 20 horas entrenó a gente y luego de me dedicó a mi entrenamiento personal, no como antes y así me he mantenido todo el año esperando que el próximo año comiencen las competencias, pero también dedicado a sacar mi carreras. Es más el próximo año seguiré con mis internados y si se dan competencias sumarme aunque aún no se sabe de fechas, de viajar a Chiloé nada todavía, ya que debo trabajar”.

¿Tienes algún objetivo deportivo en el mediano plazo?

Tomé una decisión, dedicarme al menos cuatro años más al deporte,  por lo pronto estoy apuntando a los Juegos Panamericanos del 2023 y quizás a los Juegos Olímpicos del 2024, pero por lo menos el 2021 terminar mi carrera, seguir entrenando, buscar asentarme en otro lugar fuera de Osorno. Lo que sé es que las competencias para el año próximo se ven interesantes, hay dos deportistas que son mis rivales permanentes quienes han mejorado sus marcas. Uno de ellos estén en los Estados Unidos y el otro en Santiago, ellos han podido participar en campeonatos, ahí está la pelea entre los tres por el primer lugar nacional, por eso estoy motivado y siempre trabajando firme.

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