Testigos vivos. Ránquil de Juan Cristóbal Romero

Preocupa el tema de la memoria, su fragilidad y la forma en que se borra enterrando vidas humanas, sus dolores y sufrimientos de modo que parecen no haber existido. En estos días nuestros, el lenguaje de la mesa pública está contaminado por una banalidad extrema donde el olvido es un recurso que sirve a la enloquecida búsqueda del placer; se trata de una neblina espesa que cubre todo hasta eso que llamamos verdad.
La poesía es una reserva de sentido en medio de la creciente onda expansiva que arrastra falsedades, tonterías, perversidades y las instala en las redes sociales con la potencia que quisiéramos para otros sueños, más humanos. Una y otra vez resuenan las palabras de Jorge Teillier nombrando a los poetas guardianes del mito.
El libro Ránquil de Juan Cristóbal Romero, recién editado por UV, responde a esta visión de la poesía como un espacio para decir quiénes somos desde una voz colectiva; el conjunto de poemas divididos en nueve secciones desarrolla la historia de una zona en disputa. A la manera de la Antología de Spoon River de Edgar Lee, la estructura del libro semeja a un coro que va componiendo un mundo a partir de las voces particulares de sus vivientes. No se trata de un espectador que se duele o juzga sino de los propios protagonistas de la historia quienes cuentan el abuso, la pérdida, la deshonestidad, las humillaciones, la instalación precaria de vidas en un territorio disputado por intereses económicos. Cada testimonio lírico está identificado con el nombre de quién habla, eso le confiere un peso específico y nos conduce a la paradoja de sentir la profundidad de la experiencia personal que, sin embargo, da luz sobre otros muchos; los nombres propios, ya desde el título, nos sitúan en un espacio acotado, pero que puede ser tantos a lo largo y ancho del tiempo.
Las microhistorias nos emocionan, nos conmueven profundamente por la fiereza de la realidad que transmiten. Juan Cristóbal Romero cede la voz a los pequeños del mundo, los pobres, los humildes que terminan siendo los sepultados en capas de abuso y olvido. Hablan también los esbirros del poder, dejan sus palabras salir como piedras contra las esperanzas de los otros. Y duele reconocer que se ha fortalecido el mismo aparato, un engranaje que se ha engrosado con la sangre de las víctimas.
Este libro de poesía es necesario hoy. Hace falta tener en la mano, ante los ojos esta acumulación de testimonios que da paso a otra historia, la pequeña y brutal que pareciera condenada al olvido. Asomarnos a ella, acompañar las palabras que salen de sus bocas es darles valor, aquilatar su experiencia en tanto nos sirve para comprender el presente, pero, especialmente, para volver a darles vida en la dignidad de la página. Arropar, con la ternura de la palabra poética, a los desposeídos de siempre.
Y el objeto libro contribuye a este espíritu de recuperación; la UV entrega una bella edición con grabados de José María Ibáñez y el reconocido cuidado por los detalles.
Juan Cristóbal Romero (Santiago de Chile, 1974) Poeta e ingeniero civil. Su obra, heredera asumida de la tradición, se nutre y dialoga con diversas fuentes y formas clásicas y modernas, desde Horacio hasta Nicanor Parra.
En 2002 fue becario de la Fundación Pablo Neruda y al año siguiente apareció su primer poemario, Marulla (2003), al que han seguido más de quince publicaciones tanto de poesía como de ensayo, apuntes literarios y traducciones. Entre sus libros destacan Rodas (2008, Premio de la Crítica y Premio Municipal de Santiago 2009), Oc (2012, Premio de la Academia Chilena de la Lengua 2013), Polimnia (2014), Anteayer (2015) y Saturno (2016), que fueron reunidos en Índice (2022), donde además se incluyeron los hasta entonces inéditos Venus, Amarilis y Mascardi. Como traductor ha publicado las Epístolas, Libros I y II y Arte poética de Horacio, recopilados en un solo volumen en 2022.
En 2013 fue reconocido con el Premio Pablo Neruda de Poesía Joven. Su poemario Ránquil ganó en 2022 el Premio Mejores Obras Literarias del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en categoría de poesía inédita.
Feliciano
Purrán
¿Te pasó alguna vez cuando eras niño
Que destruiste el nido de una tórtola
Con tanta crueldad
Que no quedó del nido ni una rama,
Ni una brizna de pasto,
Nada que recordara su presencia?
¿Recuerdas cuando regresó la tórtola?
¿Te acuerdas que volaba alrededor
Del lugar donde se encontraba el nido,
Preguntándose que pasó con él
O si se había equivocado de árbol?
Me sucedió lo mismo con Pehuenco:
Volví a buscar las rucas de mis padres
Y no las encontré;
Vagaba entre las casas preguntándome
Qué le pasó a mi pueblo, donde estaba,
O si existió Pehuenco alguna vez.

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz