FOGÓN CULTURAL

AUMEN. A UN PASO DEL CINCUENTENARIO (36) COLETAZOS DE UNA DETENCIÓN Y DIEZ AÑOS DE AUMEN

Esa noche (30 al 31 de enero de 1985) no hubo liberación puesto que a esa hora seguramente nadie se atrevió a  importunar a los oficiales de mayor jerarquía, pero un teniente que se encontraba allí tomó la decisión de sacar a José Donoso y a Pilar de sus calabozos, explicándoles que por las razones de salud de él, ambos serían llevados al casino de oficiales, un recinto bastante más cómodo, además de limpio y amplio, donde encontrarían unos mullidos sofás y contarían con frazadas y todo lo que necesitaran. De modo que a eso de las 2:00 a.m. ambos fueron trasladados al casino de oficiales de la comisaría castreña.   

Fin de la detención

Días después del acto de desagravio reprimido violentamente por los grupos armados de la dictadura, el viernes, 1º de febrero de 1985, el diario ABC de Madrid (como muchos otros de América y Europa) informó sobre la detención del novelista en un artículo que ocupaba la mitad de la página 45, cuyo título y subtítulo eran: José Donoso, detenido en Chile durante doce horas. Asistía a una reunión considerada ilegal.”
En él se lee: “El escritor chileno José Donoso, su esposa y un grupo de alrededor de veinticinco personas fueron detenidos en la ciudad chilena de Castro –a las once y media de la noche del pasado miércoles—cuando asistían a un acto que no había sido autorizado. El escritor y su esposa fueron puestos en libertad al cabo de unas doce horas, pero no se sabe nada de la suerte de los otros.”
La información, aunque incompleta, es bastante precisa. A eso de las dos y media de la tarde el novelista y su esposa fueron dejados en libertad. Inmediatamente se dirigieron a la casa del arquitecto Edward Rojas con la certeza de que los demás detenidos saldrían esa misma tarde. Poco después fui a verlo y a llevarle noticias. “Los demás detenidos siguen y seguirán allí no se sabe hasta cuándo”, le dije. “Cómo es posible –me respondió apesadumbrado. Yo les dije que no saldría de allí si no salían también los otros detenidos. Y el oficial a cargo me respondió que todos saldrían esa misma tarde. Que no podían dejarlos en libertad de inmediato porque deberían pasar un examen médico antes de ser liberados. Si no hacemos eso -me dijo el oficial- esos comunistas después andan inventando que fueron maltratados. Así que nadie saldrá sin antes pasar por el examen médico”.
La bien elaborada respuesta dejó conforme a Donoso, que poco y nada sabía de los métodos y las explicaciones aprendidas a usar en ese tipo de casos, tras más de una década de dictadura.
La noticia lo molestó muchísimo. Se sintió atropellado y burlado por haber creído ingenuamente la explicación del oficial y que, por esa razón, muchos creerían que aceptó salir por un privilegio especial, sin importarle que los demás siguieran detenidos.
Lo cierto es que al resto lo mantuvieron detenido durante cinco días. Entre ellos se encontraban cinco mujeres: Sonia Catepillán, Felisa Cárdenas, Neddiel Muñoz (de Aumen), Patricia Schmall y Pilar Serrano (esposa del novelista). Entre los hombres había tres miembros de Aumen: Víctor Hugo Cárdenas, Mario Contreras y Mario García.
La detención se volvió una noticia mundial por encontrarse allí José Donoso. Ese  hecho consiguió remecer la estructura del poder en Castro. Al poco tiempo, dejarían sus puestos, el coronel de carabineros que ejercía de Gobernador Provincial y el alcalde de la comuna que ocupaba ese cargo desde 1973. La metida de pata había sido demasiado grande.

Pero volvamos a los diez años de Aumen

La atención nacional producida por la detención del más importante novelista chileno en Castro, atrajo a muchísima gente, periodistas chilenos y extranjeros, escritores y, por supuesto, mochileros de todas partes.
La gran metida de pata de las autoridades, así como la llegada de un nutrido número de visitantes, hizo que adelantáramos la celebración de Aumen para febrero, haciéndola coincidir con la celebración oficial del aniversario de la ciudad. De ese modo matábamos varios pájaros de un tiro: 1. Evitaríamos la vigilancia de la policía, 2. Tendríamos bastante libertad para desarrollar el programa que quisiéramos y 3. Aprovecharíamos la presencia de las visitas, entre ellas, José Donoso, Martín Cerda y el cantautor Eduardo Peralta.
Así fue como, a pesar de todas las dificultades logramos realizar una gran semana de actividades literarias y culturales en la Casa Pastoral de la Orden Franciscana, en plena Plaza de Armas, con el apoyo de la Filial Castro, de la Comisión Chilena de Derechos Humanos. 

Las actividades

Lo primero fue conseguir el local más apropiado para la semana de actividades, La Casa Pastoral ubicada frente a la Plaza de Armas. Fuimos a hablar con el párroco, le contamos que José Donoso participaría de las actividades y sin necesidad de más razones, se nos facilitó el local para toda la semana.

Difícil poner en el papel la programación completa, tras cuatro décadas, más aun cuando no han permanecido más que algunas fotografías, y grabaciones de la época. No hemos encontrado ningún afiche, ni tríptico, ni nada, y, en cuanto a artículos de prensa, absolutamente ninguno puesto que estábamos en estado de sitio y los diarios publicaban solamente las informaciones oficiales y aquellas que habían pasado el estricto control de la censura. Nuestra semana de celebración era no oficial, de modo que no tenía cobertura en la prensa.

Lo verdaderamente indesmentible de todo esto, como lo atestiguan las fotografías y las grabaciones de audio, es que la asistencia a cada actividad fue notable, un lleno total cada tarde celebrando los diez años de Aumen, ese taller literario y motor cultural de toda la provincia que había sido castigado por la autoridad comunal, precisamente por la organización de actividades literarias, artísticas y culturales, en general, es decir por ser un promotor permanente del pensamiento libre.

Entre las y los participantes, según evidencian las fotografías, tuvimos a Martín Cerda, José Donoso, Óscar Galindo, Sergio Mansilla, Rosabetty Muñoz, Eduardo Peralta, Varsovia Viveros y buena parte de los y las jóvenes poetas y narradores de Aumen.

José Donoso y Martín Cerda en La Casa Pastoral, 14 de febrero de 1985.

La actividad con estos dos grandes escritores chilenos fue parte esencial de la celebración. Óscar Galindo, entonces un joven estudiante universitario, hizo de moderador. Donoso compartió con el público las primeras páginas de la novela que estaba escribiendo en Castro y una vez terminada su lectura, se abrió un diálogo vivísimo variados temas, entre los que destacaron el racismo y el clasismo tan arraigados en la sociedad chilena.

Para cerrar esta nota, comparto con ustedes las palabras de apertura del novelista, en su presentación.

José Donoso: Buenas tardes. Voy a leer un trozo que tiene referencia a Chiloé dentro de esta novela que no es esencialmente una novela de Chiloé. Resulta que mi personaje, por angas o por mangas, me salió chilote y se llama Mañungo Vera. Entonces hay algunas partes de la novela que se refieren a Chiloé y en este capítulo que voy a leer ahora hay una evocación de esto. Esto no significa que ésta es la novela. A mí siempre me da mucho miedo leer un capítulo de una novela que está en formación porque uno dice “¡Bah, yo creía que iba a ser otra cosa! Iba a ser distinto. Esto qué tiene que ver con la novela en general. ¡Nada! ¿No es cierto?” No se reconoce el todo después en la parte. Pero es como, no sé, uno no puede reconocer una chaqueta por un botón, ¿no es cierto?, o un auto por un pistón. Supongo que tendrán pistones los autos. Entonces, no es todo. Quiero decir [que] esto es simplemente una parte tal vez oculta dentro de la estructura mayor de la novela. La novela, siento mucho decir que se llama La desesperanza, pero creo que hay un algo de derecho a llamarla así. Entonces voy a leer un fragmento relativamente corto. Son diez páginas. Calculo que me demoraré media hora. Y probablemente tenga muchos errores chilotes. No he estudiado, digamos, la historia de Chiloé suficientemente como para decir, bueno, no me voy a equivocar. Pero, espero que los errores no sean demasiado garrafales.

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