FOGÓN CULTURAL

AUMEN: A UN PASO DEL CINCUENTENARIO (5) EL ECO EN LA MONTAÑA RETUMBA (Continuación)

Sergio Mansilla Torres
Universidad Austral de Chile

El premio otorgado a “Aumen” por la Ilustre Municipalidad de Castro es un muy buen indicio. Pero queda aún mucho por hacer. Por lo pronto la tarea inmediata es generar las condiciones, en toda la sociedad chilena, que permitan un (re)conocimiento masivo de los escritores e intelectuales nuestros, y no sólo (re)conocimiento por los departamentos de extensión cultural de las municipalidades o por las escuelas y departamentos universitarios o por los organismos gubernamentales que manejan los proyectos culturales y artísticos. Creo que ha llegado la hora de que nuestros trabajos comiencen a ser introducidos sistemática y orgánicamente en los planes de estudios en las escuelas, liceos y universidades. Hasta el momento, salvo excepciones, somos a lo más objeto de actividades extraprogramáticas, muy importantes por cierto pero insuficientes, situación que conspira seriamente contra la difusión de nuestros libros y revistas y el conocimiento de nuestra escritura por parte de los estudiantes de básica y media principalmente, niveles en los que se forma el grueso del contingente de lectores de literatura. Asimismo, no puede ser que los autores sigan autofinanciando las ediciones de sus propios libros y revistas con el agravante de la nula existencia de canales efectivos de distribución y comercialización de los libros que no sean los que los propios autores y sus amigos logran crear y a veces mantener con gran esfuerzo. El sistema de los proyectos culturales y artísticos ha venido a subsanar sólo muy parcialmente esta situación. Y digo “muy parcialmente” por varias razones: primero, porque los fondos son insuficientes; segundo, porque los criterios de selección de los proyectos no son siempre los mejores; tercero, y muy vinculado con lo anterior, porque las decisiones finales suelen estar informadas a veces por intereses de poder y por un centralismo distorsionador; cuarto, y es la razón de fondo, porque el sistema de proyectos es un mecanismo que se inscribe en la lógica de la oferta y la demanda y no en un sistema solidario no mercantilizado con la cultura y con aquellos extensos sectores de población que no tienen acceso a una educación de buena calidad. Lo anterior no invalida ni la honestidad personal con que trabajan los funcionarios encargados de hacer funcionar el sistema de proyectos ni el hecho de que efectivamente se han aprobado y realizado proyectos verdaderamente magníficos. Lo que no hay es una política global juiciosa de fomento y apoyo a la cultura y a la educación; sólo soluciones parciales muy bien intencionadas, sin duda, pero inevitablemente insuficientes.

Es bueno que se reconozca la labor del taller “Aumen”; celebro que así sea. Pero así también espero que la cultura no sea sólo entendida como mero suplemento de la vida institucional del país, sino el componente fundamental de la vida cotidiana, institucional y política en última instancia de la nación. Es bueno invitar a los escritores y pagarles pasajes, hotel, honorarios; pero es todavía mejor si sus libros se publican y se difunden y llegan a formar parte sustancial de la institución educativa. Resta un largo camino, por cierto. Y así “Caminamos la esperanza desde antes de nacer/ hasta después de después/ como un doloroso parto cada día distinto” (Trujillo, “territorio de la esperanza”).

***

Han pasado 30 años desde que escribí el texto anterior. Hoy nuestro amigo Renato Cárdenas ya no está con nosotros. La Antología Poética Aumen, por fin se publicó en 2001, más como testimonio de época a esas alturas, aunque sigue siendo, como diría Walter Benjamin, un “documento de cultura” que no podemos simplemente ignorar. Los buenos indicios de las autoridades locales que veía en 1993 en relación con el reconocimiento a la labor literaria y artística en general, a propósito del premio a “Aumen”, se han desdibujado dramáticamente. Los intereses y las urgencias son otras y la “cultura” sigue siendo objeto de una atención periférica cuando no es ignorada sin más. Aunque quizás, después de tantos años, lo mejor sea no lamentarse en absoluto por estas cosas, y continuar con lo que sabemos hacer y amamos hasta el final de nuestros días sin preocuparnos de si somos visibles o invisibles ante la institucionalidad cultural o educacional. Con unos cuantos lectores, bastaría. En cierto modo, quizás lo mejor sea permanecer siempre en ese estado inicial de apego a la palabra mayor. Lo demás, si ocurre, bienvenido. Por supuesto que sería mejor que se publicaran las obras completas de Aristóteles España, por ejemplo; que las instituciones isleñas ligadas a la cultura contribuyeran decisivamente a visibilizar la obra de artistas y escritores chilotes en su debido mérito. “Lo que de veras amas no te será arrebatado”, escribió Pound. Y tiene razón. Para muchos de nosotros, la literatura ha sido “un aire, un aire, un aire,/ … / un aire nuevo,/ no para respirarlo,/ sino para vivirlo.” Me apropio de las palabras de Gonzalo Rojas a quien, dicho sea de paso, conocí en casa de don Custodio Trujillo; palabras que expresan con precisión nuestra apuesta de vida por la literatura.

Quisiera concluir agradeciendo a tantos… a mis profesores del taller que estuvieron ahí en 1975 y de quienes aprendí a leer el mundo en clave de poesía. Con los años fui puliendo y complejizando este aprendizaje, pero el venero originario viene de ahí, de esas reuniones, lecturas, risas, escritos que comenzaron cuando éramos unos jovencitos perfectamente desconocidos. Vale la pena, creo, recordar las estremecedoras palabras de Enrique Lihn, a quien Tote España tan insistentemente recomendaba, y con toda razón, leer: “Ahora que quizás, en un año de calma, piense: / la poesía me sirvió para esto: / no pude ser feliz, ello me fue negado, / pero escribí”.

Sergio Mansilla Torres,

Casablanca, Valdivia, mayo de 2024

FLORECIMIENTO

Habrá estado muy tiritón este avellano celeste,

y este pequeño arrayán inefable

habrá pasado sus lunas muy dormido

en el vientre sin estrellas.

Y aquel maqui junto a la de más allá

mata de chilcas habrán tenido

su fuego guardado en lo más hondo

que andan levantándole la cola

a los cometas distraídos.

Un invierno pasó como un barco,

y se perdió en el mar de los ojos. Y mi paisaje

se sacude la lluvia con rápido movimiento

de alas. El huerto maestro

florece. Así la pavesa vuelve a la llama,

la arena a la roca. El primer hombre

sale desnudo del aire y grita a todo pulmón

desde la copa del álamo más alto.

Por: Carlos Trujillo

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