Sacar la voz

Por Ligia Gallardo Heresmann, escritora
Sube a la cima de la cordillera, Ana Tijuox y Movimiento Original entonan en el epicentro del Parque Deportivo Estadio Nacional la noche de la inauguración de los Juegos Panamericanos en Santiago-2023. Capturan el corazón de Chile y de América. Cuántos símbolos juntos esa noche: el Estadio Nacional y su infausta historia de hace 50 años, transformado hoy en un centro deportivo multivalente. Ana Tijoux, rapera reconocida por su ritmo, su voz, sus rimas; nacida en el exilio y lo canta con letras de hoy. Y, por último, Movimiento Original, el grupo de cuatro músicos que desde Pudahuel se han abierto camino en el mundo de la música urbana, tan competitivo como el deporte.
Justo en estos días terminaba de leer el primer libro que Anita ha publicado titulado Sacar la voz. Es un texto fragmentario unificado por la intimidad, donde nos muestra el recorrido de su vida: nacida en Lille, al norte de Francia, de padres exilados que mantuvieron a Chile en sus retinas hasta lograr el ansiado regreso; nos cuenta de su primer viaje a Chile a los seis años para conocer la familia ampliada y numerosa. Entre poemas y prosa poética nos lleva a recorrer el laberinto de la adolescencia con norte incierto, sin horizonte: el país de sus padres exilados no era el que ella descubría día a día en sus trayectos desde Puente Alto hasta Vitacura, camino para ir al colegio francés en el que preservaría su idioma natal. Observando la ciudad y los habitantes descubrió que su mente pensaba en rima. Luego vinieron los amores, la agrupación Makiza, el éxito y los viajes, aunque frente a los trámites de las fronteras le suden las manos, como desde aquel primer viaje de infancia en que, al salir de Chile, la detuvieron para amedrentar a sus padres que la esperaban en Francia.
Para escribir Sacar la voz, Anita aprovechó el encierro de la pandemia y se sentó a escribir, a revisar sus cuadernos de apuntes a modo de diario, logró una síntesis contundente. Muy presente está el reconocimiento a su madre, a sus padres (el biológico y el adquirido), a sus hijos. Nos devela la lucha interna camino a la aceptación de su morenidad, de sus pómulos acentuados y sus ojos rasgados. Nos cuenta de su nacimiento en 1977, año de la serpiente de fuego, trasformado en una canción reveladora de su vitalidad creativa. Y cómo no entenderla, lo digo desde mi condición de serpiente de agua en el ordenamiento chino de los nacimientos.
Es un texto que fluye con la energía de un corazón generoso, el que la ha llevado a sumarse a las causas del feminismo y de los marginados de la ciudad.
Apropiándome de su voz nos dice que para un alma sensible “rapear ha sido crear una corteza. Cantar ha sido protección y convicción”. Cuánto sentido contienen esas palabras.
Anita en el centro de la cancha rapeando, dando por inaugurados los juegos tan anhelados por Chile: el rap y el deporte entrelazados, el arte y las expresiones del cuerpo pueden sacan la voz y superan la cima de la cordillera.
Ancud, noviembre de 2023

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz