Niños Susurradores regalando historias por la ciudad

Hay días bellos y luminosos como el viernes recién pasado, cuando niños de tres escuelas rurales de Ancud, se desplegaron por las calles de la ciudad para contar historias a quienes quisieran dedicarle unos minutos en medio de los trámites cotidianos.
Desde temprano comenzaron a llegar los grupos desde las escuelas de Puntra, Manao y Pilluco; primero hubo un apresto en la Sala Multiuso de la Feria Rural Municipal para ensayar tonos de voz, acercamiento a los auditores, acordar las rutas que se caminarían. La idea era partir la actividad en la Feria misma con locatarios y público para seguir el circuito por el centro cívico de Ancud pasando por espacios donde circulan los vecinos en sus quehaceres y compras.
Se produjeron encuentros memorables entre los niños y las personas que se detuvieron unos momentos a escucharlos. Hubo ancianas, jóvenes, mujeres apuradas, vendedores, carabineros, empleados de tiendas, campesinos, turistas que tuvieron la oportunidad de escuchar relatos que los niños habían construido estos meses con testimonios de sus abuelos o personas mayores de su comunidad. Al principio, intentaban pagar a los niños y, aunque parece ser un gesto de agradecimiento, reflexionamos después en torno a cómo ha calado profundo en la gente la idea de que todo tiene precio monetario. A muchos les costaba creer que esto era un regalo, un gesto gratuito que sólo intentaba crear un momento de encuentro sin doble propósito.
La experiencia que llenó de color y alegría la Feria, la Calle Pudeto, la bajada del Correo, la Calle Dieciocho, la Feria orgánica y calles laterales, es uno de los hitos principales del proyecto “Susurrando los saberes de mis mayores” que la Fundación El Toldo organiza con financiamiento del Fondo de Fomento del Libro y la Lectura en su convocatoria 2023. Durante los meses de mayo a agosto, se hicieron talleres de escritura y oralidad para las tres escuelas además de un taller de técnicas teatrales y confección de susurradores. Lo más valioso es comprobar cómo en cada comunidad, la comunicación entre los niños y sus mayores permite que los saberes se vayan transmitiendo, renovando, enriqueciendo. Toda experiencia que potencie estos lazos, será un aporte a la pervivencia de quienes somos.
En la semana siguiente, se harán sendas ceremonias en las escuelas para entregar a los niños y sus familiares, los libros que se han editado con sus trabajos donde se recogen relatos que ellos han ido contando por la ciudad.
En medio de tantas noticias oscuras, de tanta amargura mundial, las imágenes que nos dejan los niños susurradores es esperanza en estado puro. Volvieron al punto de encuentro en la Feria felices, riendo y comentando “yo conté veinte veces mi cuento” “yo 13”, “yo cuatro, pero estoy contento”. Una niña me dijo: “me siento como si fuera otra persona”. Cuánto bien nos haría poner atención a estos gestos que invaden nuestros lugares con otras formas de encontrarnos, con otras formas de vivir estos días.
Fragmentos escogidos Puntra
- La casa de pasto empezó en la escuela Puente Puntra, el pasto estaba altísimo, como de un metro, iban pasando y crearon túneles y salas y hacían como que tenían casas gigantes
- Extraño a mi abuela fallecida, mi mamá me dice que la estrella más brillante es ella.
- Soy afortunado por tener a mi bisabuela, a mi abuela, a mi tata. Mi tatarabuela llegó a los 104 años, salió en las noticias. Dicen que tenía una maldición porque a ella los hombres le duraban sólo dos años.
- Me gusta estar en mi base secreta, la hice con mi perra. La otra vez se cayó un árbol y ahí aproveché de hacer mi base.
- mi abuelo hacía litros y litros de chicha; lo bueno de esa chicha era que le alcanzaba para todo el invierno y de repente le llegaban a comprar. Ahora los loros se comen toda la manzana.
- Siempre ayudo a mi mamá a darle comida a los chanchos, a las gallinas; le ayudo a sembrar
Fragmentos escogidos Manao
- A mi abuela no le gustan los tiempos de ahora, dice que las pantallas nos hipnotizan, le gustaban más los tiempos de antes.
- Mi tata me contó que cuando era chico, él con sus hermanos tenían que ir a buscar agua a un pozo, pero para llegar tenían que subir un monte. Dice que le gustaba más antes porque era más tranquilo, pero sacrificado. Dice que hoy es muy rápido y estresante.
- Mi casa me da miedo porque en la noche veo sombras y escucho que alguien toca mi ventana, no duermo en toda la noche.
- Donde vivo, a todos les gustan las plantas, mi huerto es chico, pero igual está lleno de amor.
Fragmentos escogidos Pilluco
- Una señora que no es mi abuela, pero para mí es como si lo fuera, me contó que vio el camahueto privao golpeando un tronco. El tronco se cayó al río y se escondió, iba con una amiga a la escuela, lo escuchó y se escondieron. Solo vieron el cuerno cuando saltó al río.
- Mi casa por las noches es muy silenciosa, llega a dar miedo porque me sé una parte de la historia de mi hogar. Dicen que antes de construir, hace muchos años había una escuela y allí falleció una niña. Cuando se aparece la niña dice “te encontré”; no da tanto miedo porque lo dice con voz muy dulce. Siempre aparece justo atrás de mi pieza, pero, como dije, no me da tanto miedo, más miedo me daría que fuera una persona real en vez de un fantasma.
- El lugar donde vivo es muy lindo. Hay una gran vista sobre un campo despejado desde el que se alcanza a ver el mar y los bellos atardeceres de bastantes colores.



El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz