FOGÓN CULTURALGUARDIÁN DEL MITO

Los Androides sueñan con caballos de sangre

Una lectura de Cyborg de Elena Anníbali

por Italo Berríos, poeta

Federico García Lorca dijo alguna vez que “Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”. Recojo esta posible definición de Poesía para escribir mis impresiones sobre la lectura del libro Cyborg de la Poeta argentina Elena Anníbali (Oncativo,1978).Pues bien, ¿qué se podría decir de este diálogo entre una Cyborg llamada Neferet y un hombre perdido llamado Kobayshi al fondo de una rural argentina arrasada por el apocalipsis?. Sin duda, la cercanía de aquellos extremos logra, precisamente algo parecido a un misterio.
En uno de los primeros poemas, leemos: “antes que la tierra vaya hacia la absoluta oscuridad/…dame a beber ese vino de la ilusión/moderadamente”

¿Puede un Cyborg configurarse como instrumento de la memoria o puede esa memoria ser fiel reflejo de un mundo que ha dejado de existir?  Pensemos en este 2023 y la irrupción de la inteligencia artificial AI y con ello, en la aceleración de un intermezzo de la historia humana que sabemos terminará mal. Este libro se escribió mucho antes de la aparición de Chat Gpt y sin embargo se adelanta, quizás como alerta o como oráculo a este presente que va deshaciendo sus certezas. Algo similar ocurrió a principios del siglo pasado cuando se descubrió la fisión nuclear.

Es la memoria un asunto central en el libro de Anníbali y la única forma de acceder a este recurso tan humano es, paradojalmente, a través de una máquina; “y por qué ahora en esta oscuridad/abrís la ventana de tu pecho/y proyectás, para mí lo que hubo de vivo?.”

Sigamos leyendo. En el poema V dice Anníbali: “si confundo a esta máquina/con tu ángel santísimo, ata/las manos sobre mi cabeza”.

A principios del mes pasado en EEUU una prueba militar con AI salió mal. Se trataba de una simulación en la que el operador le encomendó a un dron la tarea de eliminar a un enemigo determinado. En algún momento, el operador decidió abortar la misión. En este punto, la AI decidió eliminar al operador puesto que su cambio de opinión impedía que se llevara a efecto la orden original.

¿Estamos confundiendo a esa máquina reciente con un ángel o con Dios mismo? El poema sugiere esa dramática confusión o contradicción y tiene que ver también con la muerte;

Poema XI: “éramos sólo yo y cyborg/una máquina que no sabía nada de morir”. Es cierto, las máquinas no pueden concebir una idea, mucho menos la idea de la muerte, y sin embargo desde hace un tiempo están dándonos asistencia o matándonos.

Hasta ahora decidíamos nosotros.

Poema XII: “¿qué sabes de la muerte, Neferet/le pregunté/qué sabes de la oscuridad detrás de la oscuridad?.

Tal interrogante no puede sino ir dirigida hacia uno mismo. El libro de Elena es una sucesión de escenas exquisitas, desoladas y terribles en donde el lenguaje se traviste tanto de drama como de sorna y no deja fuera un tono místico imposible de evadir cuando se habla de estas cosas; “toqué tu cuerpo, Neferet/que en la hora del Angelus/hacía sombra sobre la montaña.

La virtud de estos poemas es que nos sacan del lugar para hablarnos del lugar. La virtud de este libro, además de su belleza, es que nos permite sondear la realidad con un espejo convexo como el poema de Ashbery o una cámara Gopro en el casco mientras subimos la montaña.

María Elena Anníbali (Oncativo, Córdoba, 19 de abril de 1978) es una escritoradocente y tallerista de Argentina. Se Licenció en Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Ha publicado los poemarios Las madres remotas (2007) y tabaco mariposa,Editorial Caballo negro, (2009),Curva de remanso,(2017) y El viaje,Ed. Salta el pez ediciones (2021). Ha aparecido varias antologías de poesía y narrativa, entre ellas: Cucrito-Antología de poetas argentinos (México, 2010); Quince-Antología de poetas mujeres de Córdoba (2010).Ha recibido diversos premios y distinciones como el Primer premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía organizado por la Editorial Cartografías, por el poemario «Las madres remotas». Año 2007 y el Primer premio en el concurso “Letras 2005” de poesía, por las obras «La isla», «La imagen» y «Primer crepúsculo”.

XXI
en aquellos días de escuchar no labré, no unté 

la tierra con mi pobre orina, no intenté 

protegerme de los soles gemelos,

no oteé el horizonte buscando, 

sin esperanza, pero siempre 

con exaltación 

la mano de otro hombre 

otra mujer 

la cornamenta de un ciervo
en aquellos días no bebí el agua feroz

y amarronada de los precipicios, no repté

en busca de raíces, no alcé 

mi voz, no palpé

la degradación de mi cuerpo
en aquellos días solo escuché

la voz de Neferet curvándose

 como una sierpe,

en aquello único que me aferraba 

a la existencia: la lengua madre acunándome 

en el éxtasis del sonido familiar

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz

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