Los ratones de la Vero y Galo

En estos días de invierno, se vive más dentro de las casas y los niños sienten el agobio de estar en un espacio cerrado; son momentos buenos para compartir lecturas con ellos, comentarlas, tal vez dibujarlas después. Cada vez que me preguntan cómo hacer para formar lectores desde la infancia pienso en la única forma que creo infalible: leer uno mismo, mostrar que la experiencia es apasionante / atractiva / maravillosa, que uno la elige a pesar de tener muchas otras actividades en el entorno que son seductoras. Pienso que los discursos no sirven menos si van acompañados de reconvenciones o tratos espurios (por ejemplo “te presto el celular si lees unas páginas”). También pienso que los padres, educadores, tíos, parientes que ayudan a criar niños, podrían tener en la mira que hay edades definitivas en la formación, la primera infancia y su universo dúctil necesita abastecerse de materiales virtuosos; a riesgo de ser majadera con las citas a Mistral, diré que se está “formando almas” lo cual no es tarea menor. Creo que hay que poner al alcance de todos los niños, la mejor literatura – no sólo aquellas narraciones o poemas “que entretienen”- para surtir / llenar el pozo mágico que será la fuente de acopio creativo, reflexivo. En el proceso de armar personas imaginativas, independientes, críticas, curiosas, se necesitan los nutrientes que encontramos en la lectura.
Estas consideraciones me llevan a recomendar el libro Hola ratón con cola que escribió la poeta Verónica Zondek y que dibujó Roberto Arroyo. Está contado en verso y no hace concesiones a una supuesta “falta de vocabulario” de los más pequeños; el ritmo y la rima abren un mundo que los niños recorren sin buscar, en principio, el sentido, más bien se dejan llevar celebrando el recorrido rimado de las historias de ratones que son contadas con humor y ternura. Es tal la entrega de los niños a la fluidez del lenguaje, que en las páginas sin palabras, con la ilustración desplegada, ellos quieren seguir la secuencia: es para que nosotros hagamos estrofas, me dijo mi nieta cuando lo leímos juntas.
Leer juntos. Es otra de las técnicas importantes no sólo para adquirir el hábito, sino para relacionar el mundo contado con la propia realidad; el contacto con los ojos, los ademanes de quien lee, las caricias que acompañan el rito de abuelas o padres son elementos invaluables en la experiencia de encontrar otros mundos y explorar en el propio.
El libro fue ilustrado por Roberto Galo Arroyo con la técnica del puntillismo, se trata de imágenes detallistas, coloridas y hermosas que contribuyan a hacer de este libro un tesoro para la familia.
Verónica “Lavero” Zondek D. nació en Santiago, Chile en 1953. Licenciada en Historia del Arte, egiptología y medioevo, dedica su vida aleer, escribir, editar y traducir; a cocinar, tejer, caminar, sacar fotos y conversar. Publicó muchos libros de poesía escritos o traducidos por ella, libros infantiles y algunos en torno a Gabriela Mistral. Tiene libros suyos traducidos al inglés y al danés. Sus libros se han publicado en Chile, Argentina, Colombia, México, España, Estados Unidos y Dinamarca. Le gusta experimentar, jugar y crear con artistas de otras disciplinas. Vive en Valdivia.
Roberto “Galo” Arroyo nació en Temuco, Chile, en 1959. Doctor en Filosofía y Literatura Indígena, ensayista, ilustrador de múltiples libros, investigador en derechos humanos, músico y carpintero restaurador de objetos dados de baja. Sus dibujos han viajado por Chile, Estados Unidos, Croacia, Alemania e Inglaterra. Actualmente vive en la ciudad de Eugene en Estados Unidos y en su imaginación.
El abuelo goloso
Un ratón anciano y guatón
mira con apetito un melón
levanta las cejas y pestañea
se lame el bigote y ronronea.
Entonces llega gritando el nieto hambriento y le habla:
- Abuelo no te comas ese melón que tienes en la tabla
tengo mucha hambre, estoy muy flaco
me crujen las tripas y no soy un bellaco.
El ratón viejo y muy guatón
miró al nieto amado y regalón
y sonriendo le dijo:
- Está bien mijo
compartamos este lindo y dulce melón
que es injusto que me lo coma solón.
Desde esos días inolvidables
nieto y abuelo son entrañables
comen juntos los enormes, sabrosos y rosados melones
siempre alegres y a grito pelado, jugando por los rincones.

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz