FOGÓN CULTURALGUARDIÁN DEL MITO

Mujeres invitando a pensar juntas

¡Qué vuelvan las revistas! Vocea Emilia Macchi y estamos de acuerdo en que se trata de una necesidad en el tiempo que vivimos. Hacer circular las reflexiones, la creación, el divertimento en formatos que nos vuelvan a lo concreto más acá de la tiranía virtual para llegar a rincones donde todavía no son las pantallas las que gobiernan el mundo.

Aunque tiene una versión digital, este sexto número de la revista Catáloga es, además de “enjundiosa”, muy bella; un objeto manual para acariciar, hojear con calma mientras afuera los dolores del mundo explotan. No se trata de escapar a ese derrumbe sino todo lo contrario, pensar en cómo se establece la esperanza, cómo se responde con acciones virtuosas a la demanda feroz de estos días.

Su hechura también es un mérito porque se trata de una iniciativa colectiva que libera las reflexiones, diseño, ilustraciones para que se pueda acceder en forma gratuita a las páginas. Los primeros números han sido financiados por el Fondo del Libro, éste es el último beneficiado con los recursos para edición e impresión.

El acto de presentación se hizo en la casona de lo que fue el Molino Marchmar convertida en espacio cultural; había numeroso público, especialmente mujeres y, entre ellas, varias autoridades regionales y locales. En un ambiente informal, Emilia Macchi contó su lectura general de la revista; Esther Margarita envió un video donde dio cuenta de las dificultades para ser reconocida como mujer trans en los distintos espacios laborales y cómo los temas tratados por la revista se acercan a sus preocupaciones. Se habló de la forma de distribuir por medio de las bibliotecas públicas y cómo despierta interés una vez conocidos los contenidos. Se reforzó la idea de lo colectivo como mecanismo de crecimiento, de reflexión y aporte a la mesa pública. Se habló de lo rural, de ese espacio acotado donde aún es posible establecer comunicaciones profundas y cómo mirar las formas en que se resuelven problemas en las pequeñas comunidades puede darnos luces acerca de cómo enfrentar el futuro, espacialmente en el tema de las economías, tema central de este número de Catáloga. Se comentó la importancia de seguir en movimiento y se hizo desde el público, rompiendo con la estructura de la sala; las voces hicieron un esbozo de comunicación circular que se saltaba el espacio entre la platea y el escenario, sumando.

Daniela Carvallo, Seremi de Educación de la región de Los Lagos, intervino para recalcar la necesidad de conversar. Recordó los intensos diálogos feministas que se venían dando en cabildos y otros formatos de encuentros con cuerpo y voz presentes, pero que se detuvieron en la pandemia y luego parecían haberse puesto en paréntesis. Me impresionó la pregunta dramática que se hizo más o menos así: ¿cómo pasamos de un diálogo de avanzada tratando temas medioambientales, de género, de otras economías a este minuto carvernario discutiendo temas superados hace décadas?

Leer nos hace bien, nos permite preguntarnos, conversar, dar movimiento a ideas nuevas, raspar las costras de convicciones melladas que nos quedan. Leer revistas es un ejercicio que une, como un largo hilo, a las mujeres de antes y de ahora que pueden dejarse conquistar por el diseño, por las visiones de otras, por las preocupaciones de muchas.

Entonces sí, repito también ¡que vuelvan las revistas! Y ¡larga vida a Catáloga Revista!

Catáloga colectiva son: Javi Cárdenas, Leslie T. Fernández, Mai Canales, Ale Asenjo, Andrea Blanche, Florencia La Mura, Oriana Miranda, Mila Stipo.

Verónica Gago quiere cambiarlo todo

Una economía feminista, centrada en los cuidados, que entienda la deuda como un problema colectivo y que ponga en primer lugar la reproducción social, separándola de los mandatos de género. Es esa la apuesta y la lucha de la activista, militante y cientista social argentina Verónica Gago, quien mira a Chile pensando en cómo seguir avanzando en lo construido y cómo sostener los procesos políticos de huelga desde el Cono Sur.

Estamos en una batalla en la que el capital avanza sobre nuestro tiempo. Hoy es muy difícil tener un resto de tiempo para ir a una reunión o ir a una asamblea, justo cuando existe esta exigencia de trabajo más trabajo más virtual, más tareas. La superexposición hace que el rato en que estamos liberadas estemos además agotadas. Aun así, hay gente haciendo un enorme esfuerzo en tratar de vincularse y organizar el trabajo en formas cooperativas. En Argentina hay muchas experiencias vinculadas a la economía popular, con dinámicas de autogestión del trabajo que están siempre en un contexto difícil de negociación con subsidios del Estado, porque no son capaces de autogestionarse a un punto de no depender de cierta transferencia estatal. También hay muchas iniciativas que tienen que ver con producir ingresos de manera colectiva, es decir, de a poco ir organizándonos en emprendimientos que, aunque por ahora no pueden reemplazar completamente trabajos asalariados más o menos precarios, sí empiezan a ser formas de reorganizar nuestro tiempo, trabajo y la forma de obtener ingresos.

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz

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