FOGÓN CULTURALGUARDIÁN DEL MITO

Lectura en tarde gris

Alguien deja unos libros en un sobre. Alguien regala las palabras de una poeta, quiere compartir esas palabras con otra poeta. Alguien desaparece tras esos libros y eso es un gesto poético, también.

Abro, con la emoción tardía de recibir un sobre, el envío donde viene Geopoética de Leonora Lombardi y lo hojeo lentamente  bajo unas nubes oscuras que alegran el alma porque se sabe, están hinchadas del agua vital. Y ese estado de ánimo turgente por la lluvia de días anteriores, es propicio para entrar en el mundo lírico que nos propone el libro donde el eje central es el convite a celebrar nuestro entorno sin dejar de ver todas las marcas oscuras que ha dejado el humano en él.

El iluminador prólogo de Felipe Moncada, acerca esta poesía a un movimiento de cuño reciente: la geopoética (también se habla de ecopoesía) que reúne textos donde la preocupación fundamental es el nuevo trato que debiéramos tener con el espacio físico que nos contiene. Bellamente cita a Fidel Sepúlveda quién en 1982 ya hablaba de estos temas y define el cambio de la forma de entender el mundo natural como el “Arte de vivir”. Junto a este “habitar poético de la tierra” como lo nombra Kenneth White (el que ha generado este nombre y propuesta) tiene sentido la otra pregunta permanente de la literatura ¿para qué sirve la poesía? ¿para qué se escribe? Apartando, desde ya, las afirmaciones ciertas de la libertad absoluta que debe tener el ejercicio poético; pienso en las palabras necesarias que ayudan a vivir. Esta poesía acompaña los anuncios apocalípticos del planeta con un espíritu esperanzado; volver a mirar, a sentir, a conversar con cada uno de los elementos del mundo.

Canto Mineral, Canto Vegetal y Canto Fluvial son los nombres de los tres cantos con que Leonora Lombardi va revelando una mirada que abarca no sólo la materialidad de lo natural, sino que las vidas instaladas en cada escenario. En cada uno de estos cantos, se atiende una expresión geográfica específica: montañas, valles, ríos. Un recorrido a lo largo del mapa celebrando pero también doliéndose del destino vegetal, mineral que a pesar de sus fulgores y maravillas, pareciera destinado al sacrificio.

La invitación del poema introductorio es a recorrer “el otro norte / el otro centro/ el otro sur”. Se nos dice La historia quedó grabada en la piedra y se trata de leer esa historia desde un presente algo estático. Aunque se habla de tú a los montes y los ríos, una función apelativa que se reitera, uno siente que los versos se suceden más bien descriptivos. Tal vez deba leerse a saltos, como borboteo del agua.

Hay, hallazgos, fuertes imágenes que conmueven. Hay perspectiva: los montes no nacen y mueren en Chile, se encadenan o enlazan con otros montes así como las aguas. Paisajes mucho más intensos que las fronteras.

Empezando con los Valles, por ejemplo, se sigue desde Atacama: “es el Pacífico que lo espera/ para darle descanso / de su larga travesía vertical”. Perlas como ésta se encuentran en Geopoéticas.

Leonora Lombardi.

Seudónimo de Marcela Prado Traverso. Poeta y Doctora en Literatura por la Universidad de Stanford.
Su trabajo poético recibió un reconocimiento en los Juegos poéticos y Florales 2014 organizados por la Corporación cultural de Viña del Mar, la Universidad de Viña del Mar y el Centro de Extensión del Senado. Ha sido jurado del Premio Nacional de Literatura. -Entre sus trabajos creativos: Cardoscuro (2013), Flora y fauna poética (2015), Flora y fauna poética II (2017), La casa (2019), Canto fluvial (2019)-, Palabras verdes por la vida. Ecopoesía. Poetas UNIVA, Trilogía geopoética. Homenaje a las montañas, valles y ríos de Chile. Inubicalistas 2021.

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz

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