Hacer comunidad: Andares y decires en Chiloé

Debe de uno de los lanzamientos de libro más conmovedores a los que he asistido en los últimos años. Organizado por Ricardo Tamayo e Italo Berríos – los tremendos anfitriones de la Librería El Gran Pez de Ancud – la sala se llenó desde temprano; al iniciar la celebración, había más de sesenta personas principalmente ancuditanos, pero también guabunenses que fueron a participar de un encuentro que varias veces hizo quebrar la voz. Lejos del sentimentalismo, lo que hubo fue un momento de honda expresión, espacialmente de algunos de los retratados en el libro.
Está como presentador también Javier Goded, fotógrafo enamorado de Chiloé cuyas imágenes son puntos altos de la publicación. Insiste en que el libro y la ocasión no son un mero trámite o lanzamiento de libro, se trata – dice – de celebrar las historias / vidas que se citan en las páginas recopiladas por Víctor Zawistowski y que dan cuenta de una forma de vivir que persiste a pesar de los “demonios” como la aparición de las salmoneras en Chiloé, la nueva colonización que no sólo se apropia de territorios, sino que tratan de destruir la historia. Evelyn Mansilla, joven habitante del Chiloé profundo, menciona cómo Guabún tiene su propia cultura, marcada por relatos de la comunidad.
Mientras afuera, un ensayo de batucada repite su ritmo los monótono, en la sala Javier habla de encontrar “un lugar mío en el mundo” y de la conciencia de que somos parte de algo mayor “Me pasó que asumí el sentido de comunidad; tendrá sus demonios, sus oscuridades, pero nos salvamos como comunidades”. Víctor, por su parte, describe el paraíso que descubrió en esas tierras asistiendo a amaneceres y atardeceres magníficos sobre el Pacífico que no lo era tanto a la hora de reventar el oleaje en las rocas. Ricardo Tamayo precisa que estos dos argentinos no han estado como turistas en Guabún, que se han involucrado con la gente participando en mingas de cosecha de papas, de luga; que Víctor entrevistó a más de cien personas y de esas conversaciones publicó 22 en el libro, que la selección fue azarosa, aunque siempre hay un tema de comunicación profunda, de sinceridad que a veces se produce por olfato después de tantos años haciendo prensa.
Después de algunas preguntas de los presentes, especialmente acerca de la relación que establecieron los autores con las distintas familias que se nombran en el libro; comenzaron a aparecer espontáneamente los testimonios orales de varios habitantes de Guabún: habló el cacique de Guapilacuy, Omar Guentelicán, poniendo énfasis en la necesidad de valorar las costumbres que tenemos para que no se pierda esta cultura; Job Guineo contó cómo en esta experiencia “me encontré con mis raíces, me fui encontrando con lo perdido. Mi niñez fue bastante dura, sacaba mariscos y los vendía de casa en casa. Así vivíamos y me impresiona cómo, a pesar de lo cansados que terminábamos el día, igual la gente atiende o reciben amablemente a los que llegan” La mayoría de los presentes estaban emocionados con su intervención cuando terminó diciendo “lean el libro, se van a encontrar con ustedes mismos”. Este llamado fue – de algún modo – una síntesis de lo que varios vecinos expresaron en el acto; una cierta desazón por la evidencia de que la mirada puesta en las páginas pertenece a personas foráneas. Se hizo presente la sensación de que muchos no reconocen lo valioso de su propia cultura y al verla en ojos de otros recién cobra sentido. Pienso que es buena esta experiencia de tomar el libro como espejo. Pienso que enriquece el diálogo revisar cómo nos ven.
Ya finalizando esta celebración, se hizo referencia al momento histórico en que se fue gestando el libro, un tiempo que marcó nuestros años recientes: el llamado estallido social o revuelta que está en el texto como un murmullo que atraviesa las reflexiones de algunos entrevistados y del autor cronista. “Era tanta la injusticia, que se veía venir. Salimos con tanta fuerza a protestar para ser escuchados porque se nos debe tanto” dice Evelyn Mansilla. Las nuevas generaciones se hicieron presentes en la voz de Carlitos y Jairo, fundamentales ellos para que no desaparezca nuestra riqueza cultural.
En general, se trató de una actividad viva, emocionante, sincera. Se palpaba el protagonismo de los vivientes de la isla, el orgullo de poder contar su historia.
Victor Zawistowski, nació en la provincia de Buenos Aires, es periodista y trabajador de prensa y radio desde 1978. Ha publicado Tejidos nómades (2019),
texto sobre 17 historias de hombres y mujeres que entregaron su vida por sus ideales, y ahora Archipiélago de Chiloé, andares y sentires.
Javier Goded: nació en Buenos Aires, es fotógrafo y diplomado en investigación y conservación de fotografía documental de la UBA. Ha participado en múltiples muestras y exposiciones fotográficas. Su obra fue parte de la muestra AYNI en el Centro Cultural Borges en Buenos Aires, Argentina.


El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz