FOGÓN CULTURALGUARDIÁN DEL MITO

Crónicas desde Concepción: Una residencia vital

Es domingo 22 de enero de este año 2023 y Concepción despliega sus costados mejores. Un amable y luminoso habitar que se palpa en las calles: familias bajando de las micros o caminando rumbo a la Laguna Chica con flotadores, bolsas donde se adivinan vituallas, parrillas portátiles; el parque Ecuador lleno de niños en el parque acuático y las numerosas estaciones de juegos; las carpas de la Muestra de Artesanía Popular a la orilla del cerro Caracol; la Universidad de Concepción, abierta, convocante que lleva varios días siendo centro de actividades literarias, musicales con ocasión de dos eventos que se cruzan a ratos, la Escuela de Verano y la Segunda Feria Internacional del Libro Bio Bio. La noche anterior se presentaron Los Jaivas en el Foro, había gente sentada en las famosas graderías y en todos los costados del emblemático espacio mientras en el Parque Ecuador hacía un concierto el grupo Chancho en Piedra, todo gratis para los afortunados vivientes de esta ciudad. Maravillada por las presentaciones de libros, conversaciones, mesas de exposiciones diversas, me despido de a poco de unos meses que han sido intensos y veloces.

Es domingo, como decía y los prados de la universidad están llenos de gente sentada en mantas mientras los niños se divierten en espacios lúdicos preparados para ellos y los perros corren o se pasean con sus correas distendidas. Hay preparativos para un concierto de la Big Band de la escuela de Derecho que se presentará más tarde. Hay largas filas frente a los mesones donde se regalan los libros que días anteriores fueron donados por anónimos lectores. Esa circulación de palabras es, en sí misma, un reciclado poético. Libros con vocación de encuentro.

Los puestos de la Feria del Libro atienden a muchas personas, comentan los libreros que estos tres últimos días han sido los mejores, seguro que los lectores miraron, pensaron, escogieron antes y llegaron ya decididos al finalizar la feria. Había variada literatura de editoriales independientes, mucha narrativa, libros precioso para niños, se trata de una feria que crece, se nota el diálogo y la expectación que produce la instalación de este animal prodigioso.

No pude estar en todos los eventos, claro, varios de ellos eran simultáneos (transmitidos en  vivo; había también la alternativa de asistir en forma telemática) sin embargo, tuve la fortuna de estar en la charla de Hernán Rivera Letelier, quién – a pesar de la falta de respeto de las autoridades que llegaron tardísimo – esperó pacientemente para conversar con el público presente aún cuando el acto empezó más de una hora después de lo anunciado. Es un contador nato de historias, gracioso, rápido, imaginativo así es que escucharlo es borrar el mal rato de la espera. También un punto alto fue la conversación entre Jorge Volpi, el escritor mejicano y nuestro Clemente Riedemann. Interesantes declaraciones me dejaron pensando acerca de los viejos temas de la identidad, la pertenencia, el compromiso. Me gusta discrepar así, de a poco, anoté mucho de lo expresado allí, para elaborar una respuesta que le sirva a mi propia experiencia ¿no es esa la finalidad de estos encuentros?

Es domingo y todavía saboreo la presentación de los escritores de Pueblos Abandonados que participaron martes y miércoles en variadas actividades. La contundencia de sus presentaciones servirá también para seguir pensando, creando: Mario Verdugo hizo una sólida y feroz lectura de autores penquistas y su visión cargada a la humedad / oscuridad; Cristian Geisse partió de la experiencia personal para cuestionar el difícil papel del escritor en nuestros lugares; Oscar Barrientos presentó su Islario: una lectura acerca de cómo somos islas y la siempre apasionante necesidad de ser archipiélago.

Demasiado rápido se sucedieron los días.

Es domingo y el querido Horacio Durán ha viajado para acompañarme en la despedida de la Residencia Poética. Su lealtad es un gesto que emociona puesto que su grupo Inti Illimani Histórico, está ahora mismo en Bolivia y él se quedó para estar en la muestra de Charango y Poesía. Nos presentamos ante un grupo de personas que siguieron la música tanto dentro del Espacio Gonzalo Rojas como afuera, sentados en el pasto o de pie y no pude hacer el balance que pensaba con agradecimientos personales y todo porque no fui capaz de hablar después de terminado nuestra ceremonia. Muchas emociones. Viajo de vuelta a mi Chiloé con libros de poetas que quiero leer como Egor Mardones, Alexis Figueroa, Uca Torres, Cecilia Rubio, varios más. Sobre todo, vuelvo con experiencias profundas que irán decantando en los días lluviosos ancuditanos, abriéndose a reflexiones nuevas.

con escritores abandónicos

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz

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