FOGÓN CULTURALGUARDIÁN DEL MITO

Crónicas desde Concepción. Disposición de Viaje

Cada tanto volvía esta sensación de estar en tránsito, pero ahora se ha hecho permanente esto de andar una ciudad un poco a tientas y tratando de establecer rutinas porque así puedo echar a volar la imaginación: desde un espacio confiable, ordenado, conocido. Son las cuadernas firmes que se necesitan para arriesgarse a cruzar océanos. Pienso en la escritura.

El Cuaderno Antártico de Oscar Barrientos lleva el motivo del viaje a extremos maravillosos y terribles desde que aborda el Ocean Nova para ir a la Antártica. Me parece verlo subiendo a esta aventura letrada con sus libretas de apuntes, lápices en ristre y una maleta llena de libros. Las descripciones de su experiencia son breves, apenas esbozos de lo que se espera, de lo que sus compañeros de viaje comentan; quienes realmente hablan, alucinan, crean, son los autores que Barrientos va presentando para “conversar” desde sus amplios saberes sobre extraño territorio que recorrerá. Pienso en cómo su propia palabra ha ido consolidándose en esos mundos subyugantes que narra con un profundo lirismo. La poesía que comenzó escribiendo (que aún escribe, según sé) enriquece el discurso y, ciertamente, ofrece posibilidades de acercar lo indecible / lo soñado / lo monumental de un espacio que no es sólo físico, sino mental, cultural, sentimental.

La escritura va develando un habitar cotidiano en el barco que lo lleva y las relaciones con sus compañeros de ¿aventura? Pero la verdadera peripecia se da en las invenciones, el relato de otros que soñaron este viaje. O que lo vivieron alucinados, algunos sin salir de su pueblo. Barrientos va tejiendo una gruesa capa de experiencias donde la suya propia se va fundiendo en el entusiasmo libresco que se concreta mientras la proa del buque atraviesa ese mar agreste. Párrafo a párrafo sentimos la soledad, el frío, los diversos blancos, el silencio; esta voz va rompiendo como rompehielos, la idea de que nada nuevo puede descubrir el viajero de hoy, tan lleno de información, al contrario, pareciera que mapas y libros son interpretaciones, curiosidades que siempre pueden revisarse y que no hacen sino aumentar el encantamiento. Avanzado ya el libro, el autor reflexiona “Parecería casi un sinsentido imperdonable avocarse a la lectura en medio de este barco que ingresa a mares de leyenda, en un continente que siempre estamos descubriendo, aunque no seamos precisamente descubridores”. Pienso en el niño asombrado que fuimos. Pienso en cómo vive todavía en algunos y permite tener encendida la pasión por conocer, por explorar.

En el último capítulo del libro, ya retornando a Puerto Williams, Barrientos le habla al mar austral “¿Sabes algo mar austral? Yo también quise ser el corsario de collares de oro y espada al cinto; igual llevé en la mirada el sueño de encontrar civilizaciones superiores para huir del culto al becerro de oro; calzarme las alas y acompañado tan solo del viento austral y reportar en mi cuaderno antártico las comarcas del hielo”. Pues lo has hecho, podría responder el mar y te has sumado a tantos que soñaron mundos, que fueron capaces de abrir rutas singulares, exóticas; la extraordinaria épica que de algún modo concentra lo mejor de nosotros – seres frágiles y mortales – que podemos inventar, descubrir, imaginar mucho más allá del alcance de lo sensible.

Son tiempos de viajeros. El presente agobiante con sus ruidosos aparatos nos hace pensar en otras latitudes, en los amplios reinos del interior de cada uno; en los ilimitados territorios pensados y escritos por seres humanos de épocas lejanas. Salir hacia atrás, buscando el sentido necesario a nuestros actos en lo que otros vieron y sintieron es un relato sumergido en este libro, como la base del iceberg. Recuperar el silencio, la soledad, internarse en la dura incertidumbre. Ese viaje.

Oscar Barrientos Bradasic. Escritor. Nacido en Punta Arenas, donde vive y trabaja, ha publicado poesía, cuento y novela. Destacan entre sus libros «El barco de los esqueletos», «Paganas Patagonias» y «Saratoga». Profesor de Castellano (Universidad Austral de Chile), máster en Filología con mención en Literatura Hispánica y doctorado en Educación (U. de Salamanca, España). Cuenta con varios premios y reconocimientos, incluyendo el Premio Francisco Coloane (2014), el Premio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar 2015 (La Habana, Cuba) y el Premio a la Trayectoria Poética Pablo Neruda 2018 (Fundación Pablo Neruda, Chile).

El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz

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