Crónicas desde Concepción: celebración de Fiestas Patrias y lectura

Después de los años largos de encierro, mucha gente salió a divertirse bastante liberada de las reglas sanitarias. Primero en Hualpén, elevando volantines y paseando en caballos, los nietos disfrutaron del dieciocho soleado; luego en la enorme carpa del Parque Bicentenario de Concepción, repleta, se palpaba una ansiedad por vivir los símbolos patrios: niños, familias completas vestidos con trajes huasos. El Parque Ecuador – también lleno de familias- se mostraba colorido y alegre con los protagonistas niños, sin tanto afán de consumo sino más bien como un espacio abierto donde importa el juego, el ejercicio, el pausado encuentro.
Tal vez sea este ambiente desesperadamente nacional, lo que hace mi lectura de Carne de Perra de Fátima Sine, esté marcada por la historia reciente de nuestro país. Parece obvio por el tema: se trata de una mujer que ha sido prisionera política primero y luego exiliada de Chile, para luego, al volver a trabajar de enfermera en su país, se encuentra con su principal torturador en la urgencia donde ella es jefa de servicio. Pero más allá de los acontecimientos narrados, lo que realmente atrapa y remece, es la relación compleja y retorcida entre víctima y victimario; una relación que se amarra en torno a un erotismo tortuoso que lleva a los cuerpos a rodear sus límites. La protagonista, María Rosa, vive en un lugar de soledad donde la familia no es un refugio ni consuelo; es una funcionaria despreciada por sus compañeras; es un cuerpo que parece odiarse a sí mismo; después de haber arrastrada la experiencia brutal de su tortura y su cooperación en los actos de torturas a otros, no hay sosiego en su presente, no hay un solo lugar donde pueda perdonarse a sí misma o a su torturador.
Leí este libro con la tensión que no he podido abandonar desde los resultados del plebiscito el domingo 4 de septiembre; esta percepción de que la violencia se abrazó a nuestra historia como una planta parásita. La mujer que conocemos en estas páginas; el Príncipe, su extorsionador y amante; los hechos que ocurren como telón de fondo, son conocidos por nosotros; todo parece ser parte ya de nuestra memoria común, sin embargo, la forma en que se cuenta lo que piensa y siente María Rosa es inquietante por cuanto leo la representación de este país que ha sido maltratado, abusado, pero no se decide a matar a su agresor, aunque no puede perdonarlo. El antiguo personaje odioso y cruel está ahora derrotado por el cáncer, pero aún tiene control sobre ella, sus emociones, sus actos. De algún enfermo modo, se siente comprometida con quien ha usado su cuerpo, sus años de juventud, sus conocimientos para retorcer cada elemento de su vida y empujarla a una permanente herida que se abre sin sosiego.
No puedo dejar de pensar en esta lectura que parece ser un correlato de estos días: un pueblo que ha tenido la oportunidad de desprenderse de la larga estela de la dictadura, de pensar y soñar otro país, pero que está tan unido al miedo, tan fieramente apegado a una forma de ser país. Parecemos dispuestos a permanecer en este ambiguo espacio: no queremos ser abusados, pero una corriente difusa nos empuja a repetir el movimiento una y otra vez.
Es evidente que las razones del rechazo a la propuesta de nueva constitución son numerosas y aún no es posible – tal vez nunca podamos realmente – dilucidar lo sucedido, sin embargo, la literatura puede hacer esto que Fátima Sime logra: mostrar la crudeza de una realidad que nos ha marcado hasta la médula.
Fátima Sime (Santiago de Chile, 1958) es diplomada en Dramaturgia y en Filosofía de las Ciencias, de la Mente y Cerebro, de la Universidad Padre Hurtado. Su primera novela, «Carne de perra» (Lom, 2009) fue unánimemente reconocida como una de las mejores publicaciones del año, obtuvo la Mención Honrosa en el Premio Municipal de Literatura 2010, y ha sido objeto de múltiples ponencias en simposios y congresos en diversos países de América Latina. Es autora de los cuentos «La otra historia» y «Arrebato de ventana y andamio», premiados en los concursos de cuentos eróticos de la Revista Caras. Con la obra «Peligro», ganó el Primer Concurso de Cuentos Fantasía Antártica 2009.Esta nueva edición de Carne de Perra ha sido por Editorial Cuneta este año 2022.
El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz