La importancia de una preposición

Es difícil escribir desde la tristeza, lejos del sueño de país que esperábamos inaugurar estos días. Pero se sigue y se espera ser parte de un rediseño del pacto social porque es necesario, se lo debemos a las generaciones que vienen y a tantos que han perdido ojos, incluso la vida por atreverse a soñar con la justicia, la dignidad.
La semana pasada terminó el Congreso de Escritores de Pueblos Abandonados con el ímpetu y la energía que da el pensar juntos. No somos “escritores abandonados” como podría leerse en la superficie, sino escritores que nos preguntamos de qué forma nos relacionamos con el territorio desde nuestra escritura. Ya en sus inicios, el colectivo manifestó una crítica al modo narcisista del autor como figura romántica; la agrupación no fue pensada como una capitalización de lo individual sino como una revisión /un repensar cómo se vive en la comunidad de cada cual. Marcelo Mellado lo expresa diciendo “No somos escritores de escritorio, sino a campo traviesa” o también “yo no tengo lectores, tengo vecinos”. Nuestro oficio se forja en torno al hecho que habitamos un entorno acotado; en ese espacio se habla de sí, con otros y para otros. Es ese cruce con lo ajeno y lo distinto a sí mismo lo que permite que la palabra sea un instrumento de conocimiento, intercambio y pensamiento y no un eco que se repite hasta morir.
Entre los balances de este V Congreso, aún incipientes – está la convicción de trabajar como colectivo en torno a estos temas y otros; la necesidad de difundir las ideas recogidas especialmente para confrontarlas con otras y registrar un proceso que lleva una decena de años en construcción; preparar nuevos encuentros que vayan ahondando y abriendo preguntas, moviendo las ideas fijas, dando curso a nuevos pensamientos.
Tal vez uno de los hitos de mayor valor en este Congreso, sea la instalación del Maletín Abandónico como maleta viajera que lleva libros a distintos lugares que no suelen estar en el mapa de los bienes culturales. Esta vez fueron entregados en Manao, Senda Chacao, Villa Chacao, Ancud y han sido enviados a Alao, Quenac y a la experiencia Kimun de la Corporación Municipal de Quinchao, que lleva libros a niños y sus familias una vez al mes por las islas de la comuna. La caja Abandónica es también un ejemplo de cómo se vive esta experiencia colectiva: los libros son donaciones de los mismos autores que pertenecen al Colectivo de Escritores de Pueblos Abandonados y también de editoriales que han creído en nuestra forma de tender puentes entre distintas vidas, distintas miradas.
El Maletín Abandónico fue realizado por la Red Patagonia Cultural; el V Congreso fue posible por el apoyo decidido de la Universidad de Los Lagos; la Corporación Cultural de Ancud, prestó colaboración así como la Corporación de Educación de Ancud y las editoriales UV, de Valparaíso; LOM; Ediciones Tácitas. Este encuentro es un ejemplo de lo enriquecedora que puede ser la alianza entre diversos actores para hacer crecer nuestra cultura.
Volvemos ahora, cada uno a nuestros lugares como una red de palabras que chsiporrotean y pretenden hacer sinapsis. Palabras que se ponen en duda y creen que el balbuceo es útil para decirse a sí mismos y a otros porque siempre estamos alerta a los límites que nos imponen y queremos, como decía el lema de nuestro V Congreso, nuevos trazados y cruces porque las fronteras no son sagradas. Eso nos anima en este nuevo proceso que comienza para el país y que, esperamos, atienda a las necesidades de la mayoría que persisten. Lo que se ha rechazado es un texto propuesto, no la idea de cambiar la constitución.


El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz