La orquesta “LOS VICK»S de Chiloé
Hablar de Los Vick”s es recordar al mejor conjunto musical de Castro. Una remembranza que aún perdura en la juventud castreña de las décadas del 60, 70 y 80. La música festiva, la ciudad de Castro y Los Vick”S eran una trilogía inseparable, permanecieron vigentes por casi 20 años y recorrieron con sus melodías desde Ancud a Quellón, entreteniendo a la comunidad con sus interpretaciones musicales en las fiestas y eventos de aquel entonces. Los inicios de esta agrupación comienzan entre los años 1962 y 1963 con el grupo estudiantil llamado “Los juveniles”, quienes al disolverse dieron origen a otro grupo musical rocanrolero que denominaron “Johnny y sus boys”, que todavía se rememora por su popularidad en la juventud de los años 60. Interpretaban ritmos de la Nueva Ola y lo conformaban los jóvenes Cesar Gómez Aguilar, Eduardo Cerna Rosales, Rubén Arroyo, Nelson Cuitiño Macías y Juan Navarro Gómez. Esta agrupación se disolvió debido a la continuación de estudios de sus integrantes en otras ciudades. Empero, al regresar a Castro una vez cumplido sus metas educativas, comenzaron nuevamente a dialogar para retomar la veta musical y decidieron fundar un nuevo grupo musical. Así, el 21 de mayo de 1968 dieron a conocer oficialmente el nombre de la agrupación: Los Vick”s, que se originó durante una jornada de conversación y de compartir. Al amanecer se les ocurrió un nombre, que lo fueron complicando con vocales hasta determinar la popular designación. Nombre que no tiene traducción, fue inventado por el grupo ya que estaba de moda poner nombres en inglés, era la época de Carr Twins, Peter Rock, Danny Chilean, y otros. Esta nueva agrupación musical estaba coordinada por el profesor normalista Cesar Gómez Aguilar, como Director musical, al que se unieron los hermanos Eduardo y Mario Cerna Rosales y Nelson Cuitiño Macías, todos entusiasmados por cantar e interpretar con sus instrumentos musicales los ritmos festivos. En esos años este grupo de jóvenes interpretaban música y canciones del momento, aquella que estaba de moda y que variaban a medida que la vigencia de las canciones se minimizaban, actualizándose permanentemente con las baladas. En aquellos momentos iniciales de gran vocación y entusiasmo, pero sin grandes recursos para adquirir sus propios instrumentos musicales, dispusieron del apoyo del destacado maestro don Ismael Cuitiño, quien con una voluntad e ingenio colaboró en la construcción en madera de algunos, como el bajo y la batería, siendo fabricados en los talleres de la Escuela Industrial, actual Liceo-Politécnico. También en sus inicios recibieron una guitarra y un teclado que fueron importados, garantía del puerto libre, y comprados con el esfuerzo de ellos mismos y el aporte de sus padres. En los primeros años tocaban en la orquesta los jóvenes: Nelson Cuitiño Macías en batería, Cesar Gómez Aguilar en acordeón, Mario Cerna Rosales en bajo, Eduardo Cerna Rosales en guitarra. Al transcurrir el tiempo realizaron algunos cambios en la estructura de la agrupación con incorporaciones instrumentales e integrantes, fue así como Nelson Cuitiño pasó a tocar órgano electrónico, Cesar Gómez en primera guitarra, Mario Cerna en el bajo, Hugo Troncoso Valenzuela en batería, Nelson Cárdenas Carrillo en trompeta, como nuevo sonido de la orquesta, Eduardo Cerna exclusivo como solista. Luego se incorporó Robinson Triviño Avendaño, que reemplazó a Nelson Cuitiño en teclado y Hugo Troncoso fue reemplazado por Rubén Gallardo Aguilar y posteriormente por Fernando Bórquez Sepúlveda en batería. También se integró Omar Cerna Rosales en tumbadora y guitarra, y otros que participaron por un tiempo breve. Sus primeros ensayos los realizaban en la casa de los hermanos Cerna Rosales y en el hogar de don Ismael Cuitiño y Sra. Juanita Macías con todo lo significaba, siempre agradecieron por este gesto fraternal, en especial por la paciencia de la señora del profesor que debía soportar el sonido de los instrumentos. Incluso los invitaba a comer o degustar el pan del horno recién hecho en la cocina. Los familiares del grupo musical estaban orgullosos de su trabajo artístico, siempre estaban apoyando la propuesta, aunque también manifestaban que se aburrían de tantos ensayos, pero comprendían que así se profesionalizaban y adquirían mayor calidad en la interpretación de los ritmos y canciones. Largas horas de ensayo debían realizar para preparar el repertorio musical, lo que permitió que paulatinamente llegaran a transformarse en la primera orquesta juvenil que alegró las fiestas durante dos décadas. Su debut artístico lo realizaron en una fiesta organizada por un club deportivo, en un una “ramada” ubicado en un pasaje interior de calle O “Higgins. El primer día no llegó casi nadie a la fiesta por el temporal que afectaba a la ciudad, estaban preocupados, el segundo día se repletó de público asistente, siendo felicitados por la actuación musical. En ese tiempo cobraban un recurso monetario sólo por cumplir, pensaban que aún no eran tan profesionales; sin embargo, en todas sus actuaciones cantaban y tocaban con responsabilidad y calidad artística. La actuación que los consagró como agrupación musical de categoría fue en la Hostería de Castro, un local reconocido y de prestigio. Participar en ese lugar fue para Los Vick”s de importancia y proyección, estaban contentos y nerviosos, se habían preparado bastante, su preocupación era que algunos de los instrumentos confeccionados no fallen. Sin embargo, después de interpretar y escuchar el primer tema fueron aprobados por los asistentes de la fiesta, siendo un éxito su participación y obteniendo una gran confianza para seguir proyectando al conjunto. Su participación musical en Castro se enmarcaba en los beneficios sociales de diversas instituciones, en las fiestas populares del 21 de mayo, 18 de septiembre, 12 de febrero, en los bailes de aniversario de los colegios, y en otros lugares de la ciudad. En la década de los 70 los bailables y la bohemia castreña eran sinónimos de un solo conjunto: Los Vick”s, que para las familias y la juventud local eran irremplazables, siendo los fines de semana los primeros en acudir a los distintos locales donde tocaban, como en la Boite Palace, Boite Central; además, se trasladaban a diferentes lugares de Chiloé donde eran requeridos para tocar en matrimonios, festivales, fiestas solidarias. Esta agrupación musical con sus voces e instrumentos conformaban una armonía perfecta, generando un sonido rítmico que invitaba a bailar en la pista. El estilo musical de Los Vick”s era la interpretación de temas musicales con su propia característica y canciones de moda de las orquestas populares en ese entonces. La música y ritmos que interpretaban eran tangos, corridos, valses, cumbias, cuecas, paso doble, rock and roll, twist, baladas y otros. A mediados de los años 70 interpretaban temas de los cantantes y grupos del momento: Sandro, Palito Ortega, Raphael, Albert Hammon, Roberto Carlos, Buddy Richard, Antonio Bisio; y, de Los Iracundos, Los Ángeles Negros, Los Ramblers, la Sonora Palacios, entre otros. Transcurrieron los años y debieron modernizarse ante la novedad de instrumentos musicales de última generación. Realizaron un plan artístico vanguardista en su momento, de alto costo, que recibió el apoyo de toda la comunidad por ser el grupo musical estimado por el pueblo castreño. El plan consistió en una importación de instrumentos procedentes de Alemania y para ello contaron con la colaboración del personal de la aduana local. Estos fueron enviados en barco directamente del lejano país y desembarcados en el puerto cuando existía la franquicia del puerto libre. En esa exclusiva y única ocasión importaron equipos musicales que consistieron en guitarras y baterías, órgano electrónico, parlantes, cajas, y otros elementos similares. Al recibir los instrumentos una alegría enorme y satisfacción por dicho logro sintieron sus integrantes, estaban a la vanguardia en lo tecnológico musical, lo que implicó además mayor responsabilidad y profesionalismo para Los Vick”s. Se destaca que al dominar eficientemente los ritmos con los nuevos instrumentos musicales acompañaron en diversos festivales y eventos a artistas nacionales como Osvaldo Díaz, Marco Aurelio, Germán Casas, Luis Dimas, Gloria Simonetti, al Duo Libra, Fernando Ubiergo, y otros. En el año 1974 tuvieron la oportunidad de arrendar un local de eventos llamado “Boite Central” en calle Latorre, después de reacondicionar dicho espacio similar a una discoteca recibieron nuevamente gran apoyo de la gente, que colmaban el lugar los fines de semana para divertirse. El local fue conocido como el Rincón Vick”s, y allí recibieron por sus actuaciones un importante ingreso en recursos, lo cual les permitió realizar una nueva importación de instrumentos desde Japón, considerando de esa manera lo mejor de la tecnología musical. Para Los Vick”s como jóvenes músicos, el afecto y cariño del público era fundamental, sentir que la comunidad de Castro vibraba y los apoyaba en los eventos los congratulaba como artistas y valoraba como vecinos. Se recuerdan muchos chistes en sus ensayos y actuaciones, así como cientos de anécdotas de la comunidad cuando participaban y se recreaban en las fiestas populares. Como toda agrupación donde existía amistad y confianza, mayoritariamente tenían sus sobrenombres. Los Vick”s también cumplían esta tradición con sus apodos, así: Nelson Cuitiño era “moscuicui”, Cesar Gómez era el “guatón”, Mario Cerna era “alaraco”, Hugo Troncoso era “criatura”, Fernando Bórquez era “Heidi”, Eduardo Cerna era el “chico Lalo”, Rubén Gallardo era el “chino”, Robinson Triviño era “tatita”, Omar Cerna era “malli”. En este acontecer también se lamentó el alejamiento prematuro de tres de sus integrantes, conocidos y relevantes en la ciudad, valiosos vecinos y músicos que fallecieron a temprana edad, con las consecuencias penosas para la agrupación. Ellos fueron Nelson Cuitiño, Eduardo Cerna y Cesar Gómez, una trilogía musical de tremendo nivel. Se les recuerda con estimación y cariño en el presente. Los Vick”s se disolvieron como conjunto en el mes de noviembre de 1987. Tuvieron un tremendo éxito musical, se identificaron con Castro y Chiloé, mantuvieron una gran amistad y fueron muy estimados, se les recuerda con cariño y aprecio, siendo reconocidos en todo el sur de Chile. La comunidad insular les agradeció por entretener y hacer bailar a varias generaciones con su música. Demostraron el profesionalismo de sus integrantes y de proyectar a nuestra ciudad en el ámbito musical festivo. El año 2001 el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Castro organizó un evento musical como homenaje a sus 20 años de trayectoria artística, fueron reconocidos y destacados en el Centro Cultural de Castro. En dicho recinto repleto de público participaron todos sus integrantes interpretando la música y las canciones de la época. En esa ocasión volvieron a presentarse en el escenario como agradecimiento a una comunidad que siempre los apoyó y reconoció. Jornada emotiva donde también se solicitó cooperación para Cesar Gómez, afectado por una enfermedad. Ocasión donde el Alcalde les entregó a cada integrante un diploma de reconocimiento en representación de la comunidad. Son ovacionados por los asistentes que escucharon y cantaron la música bailable, una actuación exitosa y recordada. Hoy, nos inunda una lluvia de recuerdos de los años 60 y 70, gratas remembranzas del pueblo grande y de sus vecinos que le daban vida. Debemos reencontrarnos con el ambiente de barrio que nos acoge, valorar a nuestros coterráneos con quienes compartimos y sus agrupaciones locales. Uno de ellos fue el famoso grupo musical Los Vick”s, el mejor conjunto musical festivo de Castro.

Hablar de Los Vick”s es recordar al mejor conjunto musical de Castro. Una remembranza que aún perdura en la juventud castreña de las décadas del 60, 70 y 80. La música festiva, la ciudad de Castro y Los Vick”S eran una trilogía inseparable, permanecieron vigentes por casi 20 años y recorrieron con sus melodías desde Ancud a Quellón, entreteniendo a la comunidad con sus interpretaciones musicales en las fiestas y eventos de aquel entonces.
Los inicios de esta agrupación comienzan entre los años 1962 y 1963 con el grupo estudiantil llamado “Los juveniles”, quienes al disolverse dieron origen a otro grupo musical rocanrolero que denominaron “Johnny y sus boys”, que todavía se rememora por su popularidad en la juventud de los años 60. Interpretaban ritmos de la Nueva Ola y lo conformaban los jóvenes Cesar Gómez Aguilar, Eduardo Cerna Rosales, Rubén Arroyo, Nelson Cuitiño Macías y Juan Navarro Gómez. Esta agrupación se disolvió debido a la continuación de estudios de sus integrantes en otras ciudades. Empero, al regresar a Castro una vez cumplido sus metas educativas, comenzaron nuevamente a dialogar para retomar la veta musical y decidieron fundar un nuevo grupo musical. Así, el 21 de mayo de 1968 dieron a conocer oficialmente el nombre de la agrupación: Los Vick”s, que se originó durante una jornada de conversación y de compartir. Al amanecer se les ocurrió un nombre, que lo fueron complicando con vocales hasta determinar la popular designación. Nombre que no tiene traducción, fue inventado por el grupo ya que estaba de moda poner nombres en inglés, era la época de Carr Twins, Peter Rock, Danny Chilean, y otros. Esta nueva agrupación musical estaba coordinada por el profesor normalista Cesar Gómez Aguilar, como Director musical, al que se unieron los hermanos Eduardo y Mario Cerna Rosales y Nelson Cuitiño Macías, todos entusiasmados por cantar e interpretar con sus instrumentos musicales los ritmos festivos.
En esos años este grupo de jóvenes interpretaban música y canciones del momento, aquella que estaba de moda y que variaban a medida que la vigencia de las canciones se minimizaban, actualizándose permanentemente con las baladas. En aquellos momentos iniciales de gran vocación y entusiasmo, pero sin grandes recursos para adquirir sus propios instrumentos musicales, dispusieron del apoyo del destacado maestro don Ismael Cuitiño, quien con una voluntad e ingenio colaboró en la construcción en madera de algunos, como el bajo y la batería, siendo fabricados en los talleres de la Escuela Industrial, actual Liceo-Politécnico. También en sus inicios recibieron una guitarra y un teclado que fueron importados, garantía del puerto libre, y comprados con el esfuerzo de ellos mismos y el aporte de sus padres.
En los primeros años tocaban en la orquesta los jóvenes: Nelson Cuitiño Macías en batería, Cesar Gómez Aguilar en acordeón, Mario Cerna Rosales en bajo, Eduardo Cerna Rosales en guitarra. Al transcurrir el tiempo realizaron algunos cambios en la estructura de la agrupación con incorporaciones instrumentales e integrantes, fue así como Nelson Cuitiño pasó a tocar órgano electrónico, Cesar Gómez en primera guitarra, Mario Cerna en el bajo, Hugo Troncoso Valenzuela en batería, Nelson Cárdenas Carrillo en trompeta, como nuevo sonido de la orquesta, Eduardo Cerna exclusivo como solista. Luego se incorporó Robinson Triviño Avendaño, que reemplazó a Nelson Cuitiño en teclado y Hugo Troncoso fue reemplazado por Rubén Gallardo Aguilar y posteriormente por Fernando Bórquez Sepúlveda en batería. También se integró Omar Cerna Rosales en tumbadora y guitarra, y otros que participaron por un tiempo breve.
Sus primeros ensayos los realizaban en la casa de los hermanos Cerna Rosales y en el hogar de don Ismael Cuitiño y Sra. Juanita Macías con todo lo significaba, siempre agradecieron por este gesto fraternal, en especial por la paciencia de la señora del profesor que debía soportar el sonido de los instrumentos. Incluso los invitaba a comer o degustar el pan del horno recién hecho en la cocina. Los familiares del grupo musical estaban orgullosos de su trabajo artístico, siempre estaban apoyando la propuesta, aunque también manifestaban que se aburrían de tantos ensayos, pero comprendían que así se profesionalizaban y adquirían mayor calidad en la interpretación de los ritmos y canciones. Largas horas de ensayo debían realizar para preparar el repertorio musical, lo que permitió que paulatinamente llegaran a transformarse en la primera orquesta juvenil que alegró las fiestas durante dos décadas. Su debut artístico lo realizaron en una fiesta organizada por un club deportivo, en un una “ramada” ubicado en un pasaje interior de calle O “Higgins. El primer día no llegó casi nadie a la fiesta por el temporal que afectaba a la ciudad, estaban preocupados, el segundo día se repletó de público asistente, siendo felicitados por la actuación musical. En ese tiempo cobraban un recurso monetario sólo por cumplir, pensaban que aún no eran tan profesionales; sin embargo, en todas sus actuaciones cantaban y tocaban con responsabilidad y calidad artística.
La actuación que los consagró como agrupación musical de categoría fue en la Hostería de Castro, un local reconocido y de prestigio. Participar en ese lugar fue para Los Vick”s de importancia y proyección, estaban contentos y nerviosos, se habían preparado bastante, su preocupación era que algunos de los instrumentos confeccionados no fallen. Sin embargo, después de interpretar y escuchar el primer tema fueron aprobados por los asistentes de la fiesta, siendo un éxito su participación y obteniendo una gran confianza para seguir proyectando al conjunto.
Su participación musical en Castro se enmarcaba en los beneficios sociales de diversas instituciones, en las fiestas populares del 21 de mayo, 18 de septiembre, 12 de febrero, en los bailes de aniversario de los colegios, y en otros lugares de la ciudad. En la década de los 70 los bailables y la bohemia castreña eran sinónimos de un solo conjunto: Los Vick”s, que para las familias y la juventud local eran irremplazables, siendo los fines de semana los primeros en acudir a los distintos locales donde tocaban, como en la Boite Palace, Boite Central; además, se trasladaban a diferentes lugares de Chiloé donde eran requeridos para tocar en matrimonios, festivales, fiestas solidarias. Esta agrupación musical con sus voces e instrumentos conformaban una armonía perfecta, generando un sonido rítmico que invitaba a bailar en la pista.
El estilo musical de Los Vick”s era la interpretación de temas musicales con su propia característica y canciones de moda de las orquestas populares en ese entonces. La música y ritmos que interpretaban eran tangos, corridos, valses, cumbias, cuecas, paso doble, rock and roll, twist, baladas y otros. A mediados de los años 70 interpretaban temas de los cantantes y grupos del momento: Sandro, Palito Ortega, Raphael, Albert Hammon, Roberto Carlos, Buddy Richard, Antonio Bisio; y, de Los Iracundos, Los Ángeles Negros, Los Ramblers, la Sonora Palacios, entre otros.
Transcurrieron los años y debieron modernizarse ante la novedad de instrumentos musicales de última generación. Realizaron un plan artístico vanguardista en su momento, de alto costo, que recibió el apoyo de toda la comunidad por ser el grupo musical estimado por el pueblo castreño. El plan consistió en una importación de instrumentos procedentes de Alemania y para ello contaron con la colaboración del personal de la aduana local. Estos fueron enviados en barco directamente del lejano país y desembarcados en el puerto cuando existía la franquicia del puerto libre. En esa exclusiva y única ocasión importaron equipos musicales que consistieron en guitarras y baterías, órgano electrónico, parlantes, cajas, y otros elementos similares. Al recibir los instrumentos una alegría enorme y satisfacción por dicho logro sintieron sus integrantes, estaban a la vanguardia en lo tecnológico musical, lo que implicó además mayor responsabilidad y profesionalismo para Los Vick”s. Se destaca que al dominar eficientemente los ritmos con los nuevos instrumentos musicales acompañaron en diversos festivales y eventos a artistas nacionales como Osvaldo Díaz, Marco Aurelio, Germán Casas, Luis Dimas, Gloria Simonetti, al Duo Libra, Fernando Ubiergo, y otros.
En el año 1974 tuvieron la oportunidad de arrendar un local de eventos llamado “Boite Central” en calle Latorre, después de reacondicionar dicho espacio similar a una discoteca recibieron nuevamente gran apoyo de la gente, que colmaban el lugar los fines de semana para divertirse. El local fue conocido como el Rincón Vick”s, y allí recibieron por sus actuaciones un importante ingreso en recursos, lo cual les permitió realizar una nueva importación de instrumentos desde Japón, considerando de esa manera lo mejor de la tecnología musical. Para Los Vick”s como jóvenes músicos, el afecto y cariño del público era fundamental, sentir que la comunidad de Castro vibraba y los apoyaba en los eventos los congratulaba como artistas y valoraba como vecinos. Se recuerdan muchos chistes en sus ensayos y actuaciones, así como cientos de anécdotas de la comunidad cuando participaban y se recreaban en las fiestas populares.
Como toda agrupación donde existía amistad y confianza, mayoritariamente tenían sus sobrenombres. Los Vick”s también cumplían esta tradición con sus apodos, así: Nelson Cuitiño era “moscuicui”, Cesar Gómez era el “guatón”, Mario Cerna era “alaraco”, Hugo Troncoso era “criatura”, Fernando Bórquez era “Heidi”, Eduardo Cerna era el “chico Lalo”, Rubén Gallardo era el “chino”, Robinson Triviño era “tatita”, Omar Cerna era “malli”. En este acontecer también se lamentó el alejamiento prematuro de tres de sus integrantes, conocidos y relevantes en la ciudad, valiosos vecinos y músicos que fallecieron a temprana edad, con las consecuencias penosas para la agrupación. Ellos fueron Nelson Cuitiño, Eduardo Cerna y Cesar Gómez, una trilogía musical de tremendo nivel. Se les recuerda con estimación y cariño en el presente.
Los Vick”s se disolvieron como conjunto en el mes de noviembre de 1987. Tuvieron un tremendo éxito musical, se identificaron con Castro y Chiloé, mantuvieron una gran amistad y fueron muy estimados, se les recuerda con cariño y aprecio, siendo reconocidos en todo el sur de Chile. La comunidad insular les agradeció por entretener y hacer bailar a varias generaciones con su música. Demostraron el profesionalismo de sus integrantes y de proyectar a nuestra ciudad en el ámbito musical festivo. El año 2001 el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Castro organizó un evento musical como homenaje a sus 20 años de trayectoria artística, fueron reconocidos y destacados en el Centro Cultural de Castro. En dicho recinto repleto de público participaron todos sus integrantes interpretando la música y las canciones de la época. En esa ocasión volvieron a presentarse en el escenario como agradecimiento a una comunidad que siempre los apoyó y reconoció. Jornada emotiva donde también se solicitó cooperación para Cesar Gómez, afectado por una enfermedad. Ocasión donde el Alcalde les entregó a cada integrante un diploma de reconocimiento en representación de la comunidad. Son ovacionados por los asistentes que escucharon y cantaron la música bailable, una actuación exitosa y recordada.
Hoy, nos inunda una lluvia de recuerdos de los años 60 y 70, gratas remembranzas del pueblo grande y de sus vecinos que le daban vida. Debemos reencontrarnos con el ambiente de barrio que nos acoge, valorar a nuestros coterráneos con quienes compartimos y sus agrupaciones locales. Uno de ellos fue el famoso grupo musical Los Vick”s, el mejor conjunto musical festivo de Castro.
Por Dante Montiel Vera: Historiador