Poesía Vecina: Pudeto Bajo y Catrumán

La idea de ir a distintos sectores para compartir un tiempo leyendo poesía chilena, podría parecer un gesto extraño, alejado de la vivencia cotidiana de los vecinos. Y seguramente lo es; la aventura de leer se ha ido perdiendo lugar en las rutas cotidianas y en ese olvido, el compartir lo que se lee, aún más.
Poesía Vecina, es una iniciativa que financia el Fondo del Libro y la Lectura, en su convocatoria 2020 y se trata, precisamente, de llevar la palabra de poetas nacionales a las sedes de juntas vecinales: allí se lee en voz alta, se conversa, se recuerda, se ríe y se comenta acerca de los tiempos y las distintas experiencias.
Es fundamental en este proyecto, la atención y empeño de los dirigentes, son ellos loa que conocen horarios, tiempos de la gente de su sector, ellos los que ayudan a convocar y entusiasman respecto de la actividad. Tengo que agradecer a algunos que han sido especialmente dedicados y que piensan en su comunidad con apertura y generosidad, entre ellos, don Javier Mercado de Pudeto Bajo y doña Nelly Águila de Catrumán.
En cada sesión, nos acompaña algún lector ancuditano que no pertenece al barrio; en el caso de Pudeto Bajo, estuvo Elsa Serón, quien recitó el poema Retrato de una madre, de Ramón Ángel Jara y nos sorprendió a todos, especialmente a los más pequeños porque a los ochenta y tres años, su memoria le permitía recordar estrofas y además, recitar como se enseñaba antiguamente: declamando. A este encuentro llegaron mayoritariamente mujeres con hijos y nietos (en realidad, en casi todas las ocasiones hubo menos hombres) quienes leyeron y conversaron animadas. Se habló de salud mental durante la pandemia, de los problemas que han tenido con los niños por el encierro y el difícil retorno a las salas de clases presenciales; se habló de vivir en barrios y de lo bueno que es conocer a los vecinos. Se leyó poesía, se comentó la poesía, se recordaron poemas de la infancia.
En Catrumán, sector rural que queda a unos veinte kilómetros de Ancud, en la Península de Lacuy, se hizo una convivencia en la preciosa sede social. Es un espacio pequeño, pero dispuesto como una cocina chilota, con su estufa a leña (que prendió la dirigenta nada más entrar) su flojero, su mesa de comedor y repisas con enseres domésticos. Mientras disponíamos lo necesario para esperar a las familias invitadas, doña Nelly nos contó que piensan ampliar la sede vecinal porque necesitan un lugar más amplio donde encontrarse en fiestas, celebraciones. A medida que fueron llegando, quedó claro que reunirse es común para las personas de esta comunidad, se saludaban como gesto cotidiano, se reían y hacía referencia a los trabajos de cada una. Presentamos el proyecto y empezamos a leer poesía. Esta vez nos acompañó Marlen Bórquez, quien escribe relatos breves y también poesía. La conversación fue distinta, esta vez el tema del mar y el trabajo en la recolección de algas, fue protagonista. Todas las mujeres presentes, se dedican a “la luga” y están pendientes de las mareas. Se ven fuertes y de gran personalidad, educan con firmeza a hijos que aún están en la escuela y que tienen sueños de seguir estudiando fuera de la isla, como contaron. Se habló del mar y aparecieron relatos acerca de los tiempos de la llamada “fiebra del loco”; entre las mujeres presentes, todas tenían historias que contar acerca de un período que parece olvidado, pero que marcó una parte de nuestra historia.
La poesía acompañada de risas, de recuerdos, de alegría, de encuentros plenos de sentido. En medio del campo, en una loma de la que se divisa el Océano Pacífico, el fuego crepitando y la tetera hirviendo, la poesía tiene su lugar.
El último de los encuentros comunitarios será en Pupelde Los Algueros la primera semana de enero.



El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz