Artistas del Acero en Concepción: El libro atento a su tiempo

Acaba de finalizar la Séptima versión de la Feria del Libro y Sexto Encuentro Internacional de Escritores que organiza Artistas del Acero en Concepción. El gran motor, creador y apasionado director de estas iniciativas fue el poeta Omar Lara, que falleció este año dejando el testimonio de su trabajo comprometido con la provincia de Concepción, pero sobre todo, con la poesía. Este trabajo sostenido en el tiempo, atravesando dificultades de distinta índole, no se ha perdido sino – a la luz de la reciente feria – se ha potenciado y crecido en esta edición sin su presencia física. Al parecer, su impulso logró marcar a un grupo de personas que mantendrán el espacio iluminado en Calle O’Higgins. El Encuentro con escritores de otros países se hizo por medio de contactos virtuales en consideración a las prevenciones sanitarias, pero no dejó de realizarse, dando así continuidad a un proyecto muy querido por los habitantes de Concepción; así, estuvieron en línea: Dalina Flores, Chary Gumeta, Idiel García, Xavier Oquendo, Waldo Leyva, Liany Vento desde sus países (México, Ecuador, Cuba).
La Feria del Libro, por su parte, contó con numerosas actividades que han puesto de relieve la edición y creación regional, especialmente del sur del país. Se presentaron libros, hubo conferencias, mesas de conversación, lecturas de poesía. Cierto es que el espacio mismo es pequeño y no ofrece mayores comodidades para las editoriales, incluso algunas debieron instalarse en el sedundo piso, cortando el flujo natural de quienes entraban a la Feria, sin embargo, la Sala donde se hicieron las lecturas, presentaciones de libros, conferencias, conversatorios, contaba con los mejores elementos de sonido e iluminación, realmente buen espacio complementario a los mesones de libros.
Para Taty Torres, Directora Ejecutiva de esta Séptima Feria del Libro, “Ha sido muy intensa, llena de encuentros, con un muy buen público que en algunas actividades no se quería ir. Estábamos obligados a terminar con buenas conversaciones porque había que sanitizar la sala antes de la siguiente actividad. Destaco especialmente la lectura de Luz Marina Vergara que leyó microcuentos; la presentación de Jaime Huenún; las grabaciones de escritores internacionales; la presencia de libros recientemente publicados”.
El día sábado, puedo dar testimonio, se produjeron momentos altos: la entrevista – conversación entre el gerente de Artistas del Acero, Arnoldo Weber y la escritora Nona Fernández. El diálogo relajado e intenso, revisó el tema de la memoria y su incidencia en la historia actual, lo que estamos viviendo en Chile. Nona Fernández fue enfática en marcar el momento y el compromiso de los artistas, contó que ella había dejado un volanteo en una feria libre de Santiago para correr a tomar el avión hacia Concepción entre otros despliegues que considera imprescindibles para construir el país que soñamos y que parte por elegir a Gabriel Boric en esta segunda vuelta de elecciones. Luego de terminar esta actividad, se presento el libro El MIR de Miguel escrito por el escritor y periodista Ignacio Vidaurrázaga. El libro fue comentado por el consejero regional de Igualdad, Javier Sandoval; la doctora en Ciencias Humanas, Paula Tesche y el doctor en Políticas Territoriales, Juan Carlos Santa Cruz quienes revisaron la composición del libro, destacaron la frescura y cercanía que dan los testimonios (120 entrevistas a sobrevivientes y familiares, amigos de militantes del MIR) y – sobre todo – establecieron lazos entre el Chile de los años 60- principios de los 70 y el presente chileno. Hacía tiempo que no escuchaba análisis tan lúcidos de un período silenciado de nuestra historia, hacía mucho que no sentía que las ideas y la pasión han seguido creciendo por debajo de la capa de superficialidad y miedo que se había tomado el espacio público.
He estado en varias ferias del libro y la verdad es que no se suele producir un encuentro profundo entre los lectores y los autores por variadas razones, pero en esta ocasión, celebro la programación que destacó la producción regional y se atrevió a poner en circulación pensamiento, a abrir las salas a la conversación densa, informada sobre lo que está ocurriendo en las calles, sobre lo que nos importa a muchos. Quiero pensar que esto va a ser cada vez más extendido: que el libro va a dejar de ser un objeto suntuario, alejado de lo que los ciudadanos sienten como parte de su vida. Sueño que el libro, el pan y el agua estarán en todas las mesas.



El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz