ARTE EN PANDEMIAFOGÓN CULTURAL

Claudio Pérez Llaiquel, Músico y Compositor

Describe brevemente lo que es y ha sido tu trabajo como compositor.

Escribir música, día tras día se va volviendo una actividad cotidiana que convive con el andar natural de ese refugio llamado hogar.

Mis trabajos como compositor  caminan entre la música para documentales, música de cámara, orquesta, música para teatro, básicamente compartiendo la vereda de la creación musical con diferentes personas, con las que por algún motivo la música unió nuestros caminos. Nunca he organizado mi oficio bajo ningún modelo de Industria de la música ni  busco llegar a alguna parte. Si bien no reniego de ello y postulo a los Fondos de Cultura año a año como quien va a pescar corvinas a Cucao, pienso que el principal impulsor de motivación para mi oficio es intentar leer el territorio que me ha tocado habitar. Pienso que las Artes, en general, son griales a la vista de todos, pero no valoradas ni comprendidas a cabalidad. Algo debe haber, más allá de ganar un Pulsar o un concurso, la música debe ser útil y cumple un rol territorial.

Cuenta cómo te iniciaste en estas manifestaciones artísticas. ¿Cuándo y cómo empezaron a gustarte?

La música me llamó la atención desde que escuchaba a mi padre, maestro rural, tocar guitarra. Durante la enseñanza media, comencé a estudiar piano clásico y esto me abrió el apetito de crear mis propios viajes musicales. Recuerdo haber pasado horas en el piano del Liceo Galvarino Riveros, de Castro, tocando cosas que no conocía, haciendo la música de las obras de teatro, creando canciones y escuchando muchos cassettes. Toda la música que no conocía me llamaba la atención. Cuando llegó la hora de elegir una profesión opté por estudiar Composición y Arreglos Musicales en la Escuela Moderna de Música, Santiago.

¿De qué manera ha afectado la pandemia tu vida normal y tu trabajo creativo?

La pandemia ha significado dejar de tocar y en muchos casos perder y vivir una falta de recurso económico vital para vivir. En mi caso, debo estar agradecido de contar con un trabajo estable que me permite vivir la música desde la vereda de la gratitud.

Por esto, para mí la pandemia ha sido volver a entender y a valorar el día a día, el presente, aquí y ahora, y metafóricamente, al igual que un escritor, es la hoja en blanco lo que nos representa mejor.

La incertidumbre viene mejor que la certeza, el abismo es más entretenido que estar con miedo detrás de la multitud. En este periodo, me he aferrado aún más en la creación musical, ha sido mi escudo esotérico para cuidar de mí y mi entorno familiar.

Y poco a poco se sienten aires de un cierto regreso a una actividad conectada con lo que conocíamos como normalidad.

Describe cómo son tus días en este tiempo de coronavirus ¿Tocas? ¿Compones?

En este periodo de Pandemia, he podido lograr cierto dominio en disciplinar mis horas de trabajo creativo, entendiendo y conectando actividades cotidianas del hogar con mis procesos creativos. Ir a comprar al negocio del barrio o ir por un ceviche al puerto, pueden ser salidas muy inspiradoras y llenas de sustancia creativa. Intento poder estar siempre en contacto con la naturaleza. Para mí, vivir en el campo o poder visitarlo a menudo, significa conectarme a mi  vientre de infancia, y esta faceta conecta muy bien con la música y los procesos para escribirla.

¿Lees, que lees, a qué hora?

Siempre estoy leyendo. Me gusta mucho la poesía y siempre estoy con tres o cuatro libros de poesía en actividad. Los uso bastante y me son muy útiles a la hora de abrir una nueva composición, al igual que los libros de fotografía.

Actualmente leo a Zurita, Aristóteles España y un libro que se llama Músicos sobre música, que ha resultado un libro muy entretenido, ya que es una recopilación de cartas y escritos originales de grandes maestros de la música, desde el barroco hasta todo el siglo XX. Por lo general, leo durante las mañanas, entre mis horas de estudio.

¿Crees que cambiara algo el ambiente y el desarrollo de la actividad musical en Chiloé cuando volvamos a la normalidad? ¿De qué manera?

Creo que la “normalidad” que conocimos nunca más volverá. Es imposible que después de este periodo mundial, podamos pretender volver a un punto anterior.

El cambio a lo mejor se vuelve costumbre. Quizás pretender estacionar la vida como símbolo de tranquilidad solo sea un paradigma que vive sus últimos momentos.

Me agrada pensar que el movimiento y la incertidumbre pueden ser amistades cotidianas que no signifiquen inestabilidad sino todo lo contrario, nos enseñan a soltar y a ser observador y no contenedor ni poseedor.

¿Qué lecturas o autores has retomado? ¿Qué aconsejarías  leer en estos días?

Me gusta mucho releer a Ernesto Sábato, Borges, el chilote Nelson Torres y Sergio  Mansilla me parecen faros que alumbran el camino.

Octavio Paz y Saramago son autores que siempre aparecen; Bolaño y Bukowski  parecen siempre estar juntos en algunos momentos de la vida, o Parra. Para mí,  los libros y los autores son materiales que inspiran mi trabajo, por lo que siempre están al alcance de la mano.

Recomiendo leer La balsa de piedra de José Saramago y Cindy López de la chilota Patricia Águila.

Pueden oír el disco en:

El Arte en Tiempo de Pandemia: Dr. Carlos Trujillo

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