ARTE EN PANDEMIAFOGÓN CULTURAL

DOS AUTORAS CHILOTAS: Patricia Andrade y Analy Bahamonde

La pandemia nos ha negado muchas cosas, la cercanía, las reuniones, los abrazos, casi todo eso que llamamos presencial, pero si hay algo que no nos ha podido negar es la creatividad, la fuerza para salir adelante, el ánimo de hacer aquello para lo que la fortuna nos ha dotado. Esfuerzo, ánimo y talento muy evidentes en dos autoras nacidas en nuestra isla , la periodista y novelista Patricia Andrade y la poeta y profesora Analy Bahamonde.

Ambas, con su gentileza de siempre, me hicieron llegar sendos ejemplares de sus libros: la sorprendente novela Horario de visita, y el bello poemario Lemniscate. Debo manifestar que ambos fueron leídos con el mismo entusiasmo y que ambos me sorprendieron por igual,  no sólo por ser creaciones de autoras a quienes conozco desde hace mucho, como amigas y  coterráneas sino que por ser derechamente obras mayores, obras que constituyen un gran aporte a la literatura de hoy, a la literatura escrita por mujeres, a la literatura que muestra no sólo belleza sino talento, trabajo, fina elaboración de ser y un cuidadísimo manejo del lenguaje.

Patricia Andrade, que desde hace décadas reside en Santiago por razones laborales y familiares, Analy Bahamonde, que  ejerce su bello trabaja de maestra en una escuela castreña, son una de las grandes noticias para nuestras letras, por lo que aconsejo a lectoras y lectores a allegarse a sus libros.

Horario de Visita segunda novela de Patricia Andrade

Seguramente la mayoría de los lectores acostumbran a tomar un libro, hojearlo en un par de segundos como para ver si de alguna misteriosa manera se les allega algo de la trama, y luego van a la introducción o a la contraportada para saber de qué va la cosa. Precisamente, en la contraportada de Horario de visita, RIL Editores, 2021, nos enteramos que  «Una amenaza de suicidio publicada en twitter en horas de la madrugada lo desencadena todo. [Y que] Daniela [una de las protagonistas] no conoce personalmente a la chica que escribió el twit [otra de las protagonistas], pero sin dudarlo inicia un frenético viaje en bicicleta hasta su casa.» De allí a la primera página, y entonces, de un solo y frenético salto el lector, ya atraído por ese breve y conciso adelanto, se sumerge desde la primera en el irresistible oleaje de esta historia de nuestro tiempo, de esta historia de mujeres de hoy, mujeres comunes y corrientes, braceando a duras penas en medio en el tortuoso mar de la vida diaria o de las grandes o pequeñas tragedias diarias que le quitan hasta el respiro (a las protagonistas y de igual modo a los lectores).

Mujeres de verdad, viviendo sus vidas que se nos vuelven inevitablemente cercanas y dolorosamente actuales, atrapadas por la invisible telaraña de la sociedad actual y por una sociedad matrimonial que parece haber perdido su rumbo y bambolea entre la obligación y la apariencia y el deber.

«No puedo más y quiero marcharme de una vez por todas. Por mucho que me esfuerzo no puedo levantarme en las mañanas y siento que me volví una carga para mi familia. Les pido perdón a mis padres, a mis amigos, y a quienes se cruzaron en mi camino.

«Es sábado al mediodía y estoy en pijama revolviendo unos huevos con queso cuando abro mi cuenta de Twitter y lo primero que aparece es el post de @aliena. Está escrito a las 03.43…»

Eso es lo que dice Daniela @la tamborilera en página 9, y cuarenta páginas después confesará: «Es verdad. Yo leía a @aliena cuando quería ubicarme en una suerte de gráfico de puntos imaginarios que me recordara que la humanidad siempre ha estado plagada de tragedias individuales. Que al final nuestro polvo sólo servirá para aumentar una fracción de milímetro el suelo por donde caminarán otros y nadie recordará nuestros miedos ni nuestros ataques de ansiedad.» (48)

La vida de Daniela se hará parte de un amplio y enrevesado tejido al conectarse con las de Mirta, Xiomara y Rosario, todas mujeres trágicas, mujeres de vidas trágicas, llenas de contradicciones, miedos, sufrimientos y algunas improbables esperanzas. Llenas de vida, de dolorosas vidas, tan tremendamente representativas de nuestro tiempo.

Cuatro mujeres que se conectan a través de las redes sociales. Representantes de un tiempo en el que la vida, la comunicación y la soledad se dan de otra manera, un tiempo en el que hasta los gritos, las confesiones y las súplicas van dirigidos a un nadie o a un todos; un nadie o un todos y todas de quien no se conoce más que una dirección de internet, y eso parece volvérseles todo el mundo.

Excelente y atrapadora segunda novela de la castreña Patricia Andrade, novela coral, entregada a través de las voces de cuatro narradoras, que es metáfora de muchas vidas de esta ya tercera década del milenio, entregada con la concisión de una autora avezada.  Noventa páginas que valen por cientos.

Lemniscate de Analy Bahamonde

Lemniscate de Analy Bahamonde, ganador del Concurso Chukaw 2020, organizado por la Universidad de Los Lagos, y publicado por la misma universidad hace muy poco, tal vez por causas del Covid 19 o por causas presupuestarias, vaya uno a saber, es un libro precioso y necesario. Un libro que recomiendo leer a lectoras y lectores de poesía, un libro de poeta madura, talentosa y atentísima a lo que acontece en su alrededor.

Cuando supo que su libro se publicaría me pidió que escribiera unas palabras para la contraportada, solicitud a la que accedí con muchísimo gusto. Por eso mismo, y para no repetirme, transcribo aquí ese breve texto que volverán a ver quiénes tenga la oportunidad de encontrarse ‘de manera presencial’ con el libro:

«Casi no hay poeta que no haya dedicado alguno de sus poemas a alguien, bastaría abrir un poemario cualquiera para comprobarlo. Pero Analy Bahamonde nos entrega y nos sorprende con un libro entero dedicado a una persona, a un poeta, a la trágica vida y muerte del castreño-puntarenense-chileno Aristóteles España, uno de los más jóvenes, si no el más, entre los presos políticos de la dictadura militar allá en la gélida Dawson. Por eso, en la magia de la palabra este poemario de Analy viene a ser canto, cuento, recuento, denuncia, ensoñación, a dos voces: la de la poeta que escribe y la del poeta que saca la voz a través de ella.

«El segundo poema del libro nos dice: «Juego a la puntería/ y los dardos se me vuelven letras/ cuando no dan en el centro», pero el lector comprobará que los poemas de todo este libro, así como la poeta, siempre dan en el blanco, en este canto, recuerdo, memoria, acusación a las atrocidades cometidas en una época terrible en este largo Chile que recorren los poemas: Castro y Chiloé, Punta Arenas, Dawson, la Patagonia, y el doloroso Valparaíso final.

Canto cantado y escrito con dolor. Canto para fijar la memoria en esos días de pérdida y tortura y sufrimiento –no sólo de Toti, es claro–, pero con la vivísima esperanza de que «Hay un país distinto en alguna parte/ Un país que deja la barbarie en alguna parte/ Un país sin maldad ni criminales/…/ donde volvamos a escuchar los vientos y sus secretos/…/ donde podamos sentarnos a conversar de otras soledades.»

«Gracias, Analy. Gracias por Toti, y por todos los y las poetas y, en general, por todos los chilenos y las chilenas y ciudadanos y ciudadanas del mundo que se sentirán cantados en tu canto.»

IV

En este espacio de hielo espero un trapecio

para cruzar el  Golfo de Penas

Como fantasma de agua

me reescribo

me releo

me espero

en otra marea roja que se avecina

Escucho el redoble de tambores

y una  sonoridad congelada grita ¡libertad!

trampolín de fantasma sin pirata ni tesoro

en el fondo marino del aullido

Digito conciencia  visión  utopía

cieloinfiernolibertad

Y me pierdo en la isla sin  voz.

(Lemniscate, Parte I, Isla sin voz, p. 12)

El Arte en Tiempo de Pandemia: Dr. Carlos Trujillo

Leer la noticia completa

Sigue leyendo El Insular

Botón volver arriba
error: Contenido protegido