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PERSONAJES ENJUNDIOSOS: Rosario Hueicha Leviñanco – “Pajarillo errante”

Una mujer chilota de ascendencia indígena reconocida por su comunidad (y la nacional) -como notable cantora popular, compositora, recopiladora y artesana- fue la inolvidable Rosario Hueicha (doña Challo). Hija Ilustre de Achao (1997). Sus comienzos no fueron fáciles. Pero, alcanzó el éxito. Destacó por su innato sano humor y picardía chilota.

Rosario nace el 10 de octubre de 1923 en la isla de Caguach enclavada en el archipiélago de la comuna de Quinchao (Chiloé). Sus padres fueron Bautista Hueicha, marino de veleros (su inspirador) y Amelia Leviñanco, siendo la menor de nueve hermanos. Casada con Jeremías Lviñanco Levín, carpintero de oficio; éste adoptó a sus hijos y fue su fiel compañero hasta el fin de su vida. Rosario fue madre soltera de una hija, Blanca Ester, la mayor y de cuatro varones habidos fuera del matrimonio: Domingo, Carlos, Luis Ernesto y Víctor Hugo. Con Carlos y Víctor Hugo, Rosario formó inicialmente el conjunto folclórico “Quegnún”, para finalmente seguir como cantora solista acompañada por la guitara de Víctor Hugo; su participación en diversos eventos folclóricos con el singular canto de sus vivencias le permitieron traspasar las fronteras del archipiélago.

Quiso el destino que su hija mayor, Blanca Ester, soñara ilusionada con una vida mejor; al cumplir los 16 años abandona el refugio materno y se traslada primeramente a la Isla Grande para trabajar como empleada doméstica. Antes de 1970, Rosario pierde todo contacto con ella, quién desaparece sin dejar rastro alguno.

Tras una perseverante e infructuosa búsqueda por años sin resultados -usando todos los recursos a su alcance- Rosario muere sin saber lo ocurrido con aquel ser amado a la que dedica los melancólicos versos de “PAJARILLO ERRANTE”, como estandarte esperanzador (difundido por esos años en radioemisoras locales chilotas). Su canto evidencia su inconmensurable pena y dolor que llevó clavados en su corazón de madre -cuales puñales- por el resto de su vida… y que esparció a los cuatro vientos. Rosario fallece el 4 de julio en el Hospital de Achao a causa de una afección cardíaca, a los 77 años.
En los tiempos en que colaboré en la “Feria Internacional de Artesanía Tradicional” organizada en Santiago (Parque Bustamante) por el Programa de Artesanía de la P. Universidad Católica de Chile, en varias oportunidades me tocó atender a Rosario como integrante del grupo de artesanos chilotes, con sus tejidos de lana de oveja a telar y palillos. Conocí sus esfuerzos para “capear” el calor agobiante santiaguino de diciembre; además de participar cantando junto a su hijo Víctor Hugo (guitarra), en los programas recreativos en el escenario de la feria bajo la carpa.

El conjunto folclórico “Huenteche” de Achao en coordinación con la I. Municipalidad de Quinchao homenajean a Rosario al cumplirse el 98° aniversario de su natalicio (domingo 10 de octubre de 2021). Realizan la quinta versión de la “Cueca Chilota Rosario Hueicha” para honrar a su hija ilustre y cultora insular, en el recinto que ahora lleva su nombre.

Hoy se recuerda a Rosario Hueicha como aquella singular mujer chilota-huilliche, orgullosa de su linaje, que se ganó -con la modestia que le era característica- un merecido sitial en su tierra natal por su peculiar y significativo legado musical vivencial, muy suyo en su esencia. Difundidas -en medios radiales y otros- han sido sus conocidas interpretaciones: “Marianina”, “El matemático”, “Caretita”, “Brilla la luna”, “Elena”, “La callana”, “El tísico”, “Marinerito pulido”, “Barquito de madera”, por citar algunas.
He aquí los decidores versos de “PAJARILLO ERRANTE”, para el recuerdo imperecedero:

Yo soy el pajarillo errante…
que andoy perdido,
que andoy perdido
fuera de mis enramadas
y en pobre abrigo,
y en pobre abrigo.
Alzo mi vuelo…
me traicionan mis alas,
me traicionan mis alas
¡Ay! Volar no puedo.
Si el cazador me busca
por mis guaridas,
por mis guaridas
donde quiera que vaya
suya es mi vida,
suya es mi vida.
Por eso es que canto
y el que escucha no sabe,
y el que escucha no sabe
¡Ay! Que estoy llorando.
Andoy como el arroyuelo
desde que brota,
desde que brota
donde quiera que vaya
dejaré una gota,
dejaré una gota.

Será mi destino,
dejar gota tras gota
dejar gota de lágrima
¡Ay! Por mi camino…

Embajador Cultural: Miguel Jiménez C.

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