El arte cruzando fronteras: Jauría de Palabras
La primera presentación del Ensamble & lectura poética, fue en el patio de la sede que la Universidad de Los Lagos tiene en Santiago, actividad que estuvo cargada de símbolos: llevábamos el título de El Sur Imaginario para enfatizar nuestra vocación de hacer arte desde/ en nuestro territorio; el espacio de esta sede fue la Escuela de Economía de la Universidad de Chile y contiene un memorial con los nombres de integrantes de esa comunidad educativa que fueron torturados, desaparecidos, asesinados durante la dictadura militar; la poeta y los músicos son profesores que apuestan por el porvenir llevando formación artística a niños y jóvenes de apartados lugares de la Región de Los Lagos. Se trató de un emocionante hito que marcó las presentaciones que luego se sucedieron en Bolivia.
A pesar de tantos años dedicada a la poesía, todavía me sorprende la paradoja de la aparente falta de lectores de poesía y, por otro lado, la copiosa producción / edición de libros. En el Festival Jauría de Palabras, llegaron con mucho sacrificio, poetas de Colombia, Argentina, Perú, Chile además de distintas regiones de Bolivia, todos con libros de poesía que se presentaron especialmente frente a los propios compañeros poetas. Un solo día hubo ¡11 presentaciones de libros! Lo más interesante, desde mi punto de vista, es la calidad y variedad de las ediciones: libros objeto, mapas de autores, hojas impresas sólo para este encuentro. En las lecturas quedó de manifiesto la diversidad y poder de la palabra lírica, una buena parte de los textos se habían escrito en medio de la pandemia y a través de ellos se podía rastrear uno de los sentidos mayores de la poesía: salvar vidas. La palabra poética como mecanismo de refugio / apuesta por el futuro/ esperanza.
A pesar de que todavía las actividades deben guardar medidas sanitarias estrictas, Valeria Sandi y el colectivo Trueque Poético apostaron por abrir la posibilidad de encuentro con niños y jóvenes de comunidades periféricas. Se hicieron lecturas y presentaciones en Centros Culturales del Centro, pero también (y muchas más) en escuelas, bibliotecas, centros comunitarios; así, nada más llegar a Santa Cruz de la Sierra, partimos a La Guardia, uno de los municipios donde Rodrigo Díaz hizo una clase magistral a niños violinistas después de una rueda de lectura poética que incluyó a niños de la localidad. También, como escribí la semana pasada, fuimos a Yacapani, lugar más lejano donde desarrollamos varias actividades y tuvimos la sensación de una comunidad que quiere creer en el arte como posibilidad de desarrollo humano. El resto de los escritores fueron, además, a Roboré en La Chiquitanía, pero la delegación chilena debimos quedarnos en Santa Cruz porque se había convocado a un Paro Nacional que arriesgaba nuestro regreso.
Destacable fue la invitación al Centro Cultural San Isidro, una comunidad formada a partir de la desgracia: en 1983, por el desborde del río Pirai que dejó a más de tres mil familias sin hogar, el gobierno los reubicó a 12 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz obligados a iniciar una nueva vida, esta ciudadela fue creciendo con inmigrantes guaranías, chiquitanos, ayoreos de modo que hoy sumena casi medio millón de habitantes. En este popular sector, se ubica el centro que se postula como una iniciativa ciudadana que busca generar conexiones de diálogo y transformación social. Empezó hace diez años10 años con un grupo de jóvenes que se reunía para ver la manera de hacer cambios en la Sociedad, entre ellos, Juan Pablo Sejas, poeta que lidera esta experiencia. El domingo 10 de octubre todos los poetas invitados al Festival Jauría de Palabras más los músicos del Ensamble, fuimos a compartir con la comunidad, hubo música, rapeo, lecturas poéticas.
En el contexto del Festival también se lanzó el libro “Nuestros territorios en tiempos de crisis: un ejercicio de escritura colectiva” cuyo editor es Sergio Trabucco y que reúne a 12 escritores de Latinoamérica. La presentación se realizó en al Alianza Francesa, sala en la cual también se hizo un Taller para Gestores Culturales también guiado por Sergio Trabucco.
Ya desde lejos, mirando el viaje todavía conmovidos por la fuerza de lo vivido, es necesario destacar la organización de Valeria Sandi y el Trueque Poético, grupo que demostró una tremenda capacidad de acogida y eficiencia en la gran cantidad de actividades realizadas. Quedan imágenes imborrables, como las lecturas del Taller Llamarada Verde y Trueque Poético, dos grupos de poetas que compartieron espacio como seña de esta vocación por el afecto, por reforzar la palabra de une y teje.
También quiero agradecer la tremenda gestión de Sergio Trabucco quien, como representante de la Universidad de Los Lagos, estuvo en todo momento poniendo en valor el trabajo artístico de los artistas de la delegación. Creo destacable el propósito de la Universidad de Los Lagos que apuesta no solo por el desarrollo cultural de la Región, sino que se las juega también por internalizar a los creadores regionales de modo que el diálogo posible y necesario entre los pueblos sea también protagonizado por voces que se han formado y trabajan en espacios alejados de los centros de poder.
El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz