David Cárdenas Alvarez – Lutier, Violinista Y Compositor
Describe brevemente lo que es y ha sido tu trayectoria como lutier, violinista y compositor.
Mi trayectoria como lutier comenzó desde muy temprana edad, cuando estudiaba en la ciudad de Quellón. Estudiaba la carrera Técnica de Turismo. Desde ese entonces me surgió la curiosidad por aprender a hacer un violín chilote. En Dalcahue en ese entonces vivía Juán Bautista Barría que era constructor de casas y de violines. Lamentablemente no alcancé a trabajar con él como constructor de violines, pero de todos modos él me enseñó que este oficio viene casi desde la época de la conquista. Posteriormente, en Chiloé se adaptó el violín clásico con maderas chilotas y eso para mí era algo casi imposible de realizar, pero muy artesanal y tan propio que lo guardé en mi corazón como un tesoro invaluable. Luego, Juan Barría, que era mi padrino, falleció. Dejé que pasara el tiempo y me hice amigo de un tremendo lutier, don Claudio Miranda. Él me enseñó a fabricar la base del instrumento y posteriormente aprendí de don Florindo Navarro que todavía trabaja en la ciudad de Dalcahue como mueblista.
El violín fue un conocimiento musical que adquirí aquí en Quellón cuando era niño. Mi profesor es un caballero que tocaba en el violín distintas canciones, pasacalles y alabanzas, su nombre es Blas Domínguez. Yo pasaba mucho tiempo con don Blas. Don Pedro Roa Barrientos también me enseñó algunas cosas para pulir el sonido de este instrumento que en ese entonces era casi inaccesible, no tenía mucho auge y los fabricantes chilotes eran muy pocos, pero nunca perdí el aliento de poder hacer esto yo mismo.
Una vez que comencé a mostrar mis primeros violines en el escenario, me invitaron a estudiar en la Escuela Nacional de Artes de Cuba (ENA) donde estudié piano clásico, violín clásico, canto e historia del arte. Hoy en día me mantengo haciendo composiciones, por ejemplo, las canciones “Esto es Chiloé”, “Juan Barriga”, “Sueño de Luz”, entre otras marcaron mi infancia, luego se hizo una costumbre para mí atesorar bellos recuerdos, paisajes, historias, lugares de la isla de Chiloé que todavía me sigue entregando una ancestral inspiración, creatividad en su energía más pura, de donde yo me voy nutriendo a través del tiempo, sobre todo para que las tradiciones musicales y sonoras de nuestros mayores no se extingan.
Cuenta cómo te iniciaste en la música. ¿Cuándo empezó a gustarte todo lo relacionado con la música?
Todo comenzó hace años. Mis mayores ejemplos fueron mis padres. En la casa estaba la figura de mi papá que fue un verdadero ejemplo como guitarrista y mi madre también tenía tiempo para poder tocar la guitarra. La diferencia es que mi papá me enseñaba a manejar ciertas situaciones empleando el lenguaje artístico, a veces sin necesidad de discutir o renegar de la realidad o bien de la cultura. Mi madre por su parte me enseñó a generar liderazgos a través del folclor. Entonces, en base a esas dos formas de ver la vida me fui nutriendo y hasta los días de hoy mantengo los conceptos principales que cuido con sentido humano en la música chilota como un recurso que cada vez se va retomando en las distintas ciudades como una forma de enraizar muchos sentimientos sobre todo de otras épocas.
Humildemente, pienso que la música en Chiloé se puede adquirir de diferentes modos, en las ciudades, en el campo, incluso en las poblaciones los conjuntos ensayan, en las redes sociales uno puede encontrar este material que es nuestro idioma. La música es todo para mí. Saber escuchar a los nietos de las personas que cantaban en épocas anteriores, saber que los pasacalles se mantienen y tener ese tipo de relación con las personas es sin duda el premio más importante que alguien como yo puede recibir. Hoy día, los músicos que me acompañan son Danilo Pozo, José Pachoco y Cristian Bórquez. Nuestro estilo reúne valores ancestrales, somos un poco rockeros y folcloristas al mismo tiempo, apreciamos el sabor que la gente siente por la música en general, somos personas alegres, sobre todo cuando nos juntamos; compartimos, nos reímos, conseguimos una energía muy particular y vamos tratando de llevar adelante esta nueva propuesta que se llama David Cárdenas BANDA.
¿De qué manera ha afectado la pandemia, tu vida normal y tu trabajo artístico?
Gracias a Dios, no he tenido consecuencias graves, pero me trasladé de la ciudad de Achao a Quellón. En un principio, todos sabíamos que el Covid iba a ser una enfermedad muy escalofriante, que no tiene mucho que ver con la música y la realidad a la que estamos acostumbrados. Los artistas de renombre internacional venden su música vía online ya que el producto material (disco compacto) está casi obsoleto. Los recitales, por lo tanto, se hacen masivos si se lleva a cabo una buena propaganda. Pero esto antes no era así, había que tener el disco físico, luego de eso se hacían los recitales. Ahora que existe el Covid, los artistas están recién volviendo a confiar en los escenarios más grandes, que es lo que se puede ver a través de internet. El público es el entorno donde viven los artistas de fama mundial, por eso a mí no me afecta porque soy un músico muy chilote y salgo poco.
Las personas que me conocen me van a escuchar cantar con mi guitarra, violín o banda. Yo preferiría que me sigan en vivo una vez que termine el Covid para no arriesgarlos de ningún modo.
En otra época quizás no me hubiera importado, pero el virus Covid puede generar daños. Los médicos y personas de la salud han sido muy responsables en esto y el día de mañana es de esperar que la situación de los artistas se estabilice de modo concreto. La pandemia es invisible, es como un ser de otra dimensión, incluso de otro país. Por lo que les aconsejaría, como amigo, no bajar la guardia en estos tiempos donde mucha gente se ve afectada por el Coronavirus.
Describe cómo son tus días en este tiempo de coronavirus. ¿Tocas, cantas, compones, te dedicas a fabricar violines?
Mis días son especiales, me acompaño de un delicioso mate con miel. Empieza a funcionar todo en Quellón desde la bahía de Punta de Lapas y el tránsito se hace interminable. Obviamente, tengo mis horarios para hacer música, para hacer instrumentos y compongo cuando la inspiración es más fuerte que la realidad, a veces también hago deporte para no estar tan sedentario. Actualmente estoy haciendo un rabel de ciruelillo. Este tiempo del Coronavirus me he visto haciendo clases particulares de violín clásico, lutheando en mi taller, haciendo temas nuevos, ayudando en casa como siempre y a veces cuando no llueve mucho salgo a caminar a la playa para estar en contacto con la naturaleza.
Mis canciones favoritas son las recopilaciones de mi padre Amador Cárdenas Paredes, las creaciones mías y algunos temas de artistas que me gusta interpretar en acordeón. El acordeón para mí es una especie de teléfono, me trae muchos sonidos llenos de felicidad y lo ocupo para tocar cuecas, periconas, seguidillas, corridos.
Crees que cambiará algo el ambiente y el desarrollo de la actividad musical en Chiloé cuando volvamos a la normalidad? ¿De qué manera?
El ambiente no ha cambiado tanto. Personalmente, encuentro que la gente se ha sentido muy en casa, los amigos a veces igual se mantienen conectados, pero las fiestas obviamente no han sido algo cotidiano como antes del Coronavirus.
El desarrollo de la actividad musical siempre va a ser un tema ya que hay muchos conjuntos, solistas y grupos de cueca que están esperando su oportunidad en la escena chilota. La fórmula más saludable, me imagino como ciudadano, es que haya un regreso un poco más familiar, sobre todo aquí en Chiloé donde vivimos rodeados de mar, pero al mismo tiempo cuidamos y defendemos nuestro territorio. El impacto sonoro, pienso que va a ser un privilegio para los grupos más bailables, que están sonando en internet.
Nosotros tenemos muchas ganas de cantar y de estar con nuestro público. A mí como músico me han seguido desde que fui niño, entonces siempre han estado conmigo personas de toda la isla, dueñas de casa, personas que son felices con el folclor, familiares y otras personas que se vinieron a vivir a Chiloé hace poco.
Creo que vamos a retomar harta fuerza el día de mañana con David Cárdenas BANDA, cuando se pueda volver a tocar.
¿Qué música escuchas y a que bandas, grupos y cantantes aconsejarías escuchar en estos días?
Me gusta mucho escuchar a Silvia Pérez Cruz, su estilo y manera de cantar es muy bella. Me gusta también la voz de Manul Nube que es una artista chilena. También escucho música clásica y música bailable, sobre todo en mis tiempos libres. Yo les recomiendo que escuchen Bandada de Chiloé, “Amor a cielo abierto” en Youtube y «Chiloé, El Archipiélago de las Cuecas», y también mi último disco, «Pisadas de playa y cerros». El día de mañana vamos a grabar, si Dios quiere, un disco nuevo con David Cárdenas BANDA, nuestro objetivo siempre va a ser estar en la palestra de la buena música del sur de Chile, en especial de Chiloé.
SURCO CORRIENTE
(David Cárdenas Álvarez)
Esta canción la hice para saludar a aquellas
Personas que hoy intentan vivir de la tierra,
En cada oración pidiendo a los astros del mundo
Que en todo lugar se amen cosechando a mares.
Archipiélago de Chiloé, que yo vengo diciendo;
Que todos se aprendan mis temas y con eso yo me quedo
viajando de allá para acá con un solo deseo
Que no olvidemos el aire de nuestros ancestros;
La fatiga es el placer para que entremos en miedo
El cielo hace llover y el árbol ríe de nuevo.
CORO
¿Tengo la orilla del mar para estar con Huenteo?
¿Pincoyita baila al compás de los marineros?
Agua limpia, bríndame paz y dame amor del fuerte;
Que dure el fuego ancestral para toda mi gente
De Surco Corriente;
El dure – dure, de Surco corriente el dure – dure , de Surco Corriente.
El Arte en Tiempo de Pandemia: Dr. Carlos Trujillo