La historia recordará este momento
Ligia Gallardo Heresmann
Las mujeres mapuches coronadas por su trarilonco, vestidas de negro y azul avanzando por las calles de Santiago, como una columna ancestral, con pasos resueltos al ritmo del Kultrún para dirigirse al antiguo Edificio del Congreso a la ceremonia de inauguración de la Convención Constitucional. Esa fue la imagen con que me desperté esta mañana, capturada por la televisión y lanzada a todo el país y al mundo. Es una imagen que remece el alma. Una imagen plena de simbolismo, con carga histórica, con la fuerza que puede dar la inmensa perseverancia de un pueblo oprimido hasta llegar a un sitial de respeto y consideración. Algo parecido me hizo vibrar cuando vi a Jorge Baradit frente al monumento a Salvador Allende frente a La Moneda, antes de dirigirse a la ceremonia inaugural.
Ha sido un día de lágrimas, para desahogar la emoción, la alegría y la tristeza que se entrelazan. La esperanza vuelve a brotar en pleno invierno. Eso nos ha sucedido a una buena parte de los chilenos al presenciar este magnífico momento.
No faltó la angustia, el momento en que el aliento quedó suspendido al ver como se prendía la mecha de un puñado de exasperados y la inmediata respuesta, como si estuvieran coordinadas, acción y reacción, de las fuerzas especiales. ¡Horror!
¿A quien le convenía más que la Convención no se instalara? La reacción y los destemplados juegan el mismo partido. Siempre ha sido así. Sin embargo, la templanza de muchos, representada en Carmen Gloria Valladares, la mujer funcionaria del tribunal del servicio electoral, que logró que el buen sentido se impusiera y volviera la calma como para retomar la ceremonia.
Los constituyentes electos, prometieron entregar toda su fuerza y dedicación para escribir una Nueva Constitución.
Después, fueron desfilando a depositar su voto en una urna abierta para elegir quien presidirá la Constituyente. Se acercaron uno a uno: las mujeres jóvenes con su pañuelo en que se leía “Nunca más sin nosotras”. Muchos rostros jóvenes. Una joven madre con su hijita de la mano vestida con su trajecito mapuche y coronada de trarilonco ella también.
Cómo recordará esa pequeña niña haber vivido ese momento cuando sea una adulta.
El futuro caminando sobre la alfombra roja de la ceremonia, representado en esos piececitos, en esa frente brillando. La presencia de los representantes de los lugares más perdidos de este largo pétalo de país. Ahí, en ese edificio que representa toda la historia cívica de Chile.
Y fue elegida Elisa Loncón. Con la bandera mapuche en mano se subió al podio para decir dar un saludo a todo lamien, a todos los hermanos, por un Chile multicultural, plurinacional, instalando una manera de ser plural, para cambiar la historia de este país, cambiar por un Chile que cuida la madre tierra, cumpliendo el sueño de sus antepasados.
Mientras ocurría todo aquello, estuve en plana sintonía con Elisa, trasplantando siete canelos, rogando en silencio por que prendan y crezcan, rogando por que la fuerza de la tierra haga crecer esos arboles sagrados aquí en patio, como en mi país.
Pidiendo que la fuerza de la tierra se expanda y sane, sane el alma y el cuerpo de esta nación que ha sufrido tanto, desde tanto tiempo, al menos desde que yo tengo memoria y conocimiento.
Hemos vivido un día magnifico. La esperanza se ha instalado de nuevo en el corazón de Chile. Aunque no será fácil y tendremos muchos momentos de angustia, la historia recordará este domingo 4 de julio como una fecha tatuada con sangre.
Con un trarilonko en la frente, mirando la silueta de la cordillera al amanecer, con el lucero de la mañana, que el azul de la esperanza nos nutra ahora y siempre.
Eduardo Peralta
Esta es Elisa LONCON,
Profesora, doctorada,
que con su sabia mirada
preside la Convención
que hace la Constitución…
Nuestra gente está feliz,
pues viene de la raíz
-tantas veces ignorada-
la querida y postergada
Refundación del País!
El Guardián del Mito: Rosabetty Muñoz