Patricia Andrade – Novelista
Describe brevemente lo que es y ha sido tu trabajo como narradora.
Me gusta pensar en mí como una “periodista que escribe ficción” porque siento que el título de escritora me queda grande y también porque hay motivaciones similares en ambos trabajos. Estudié periodismo en la Universidad de Chile y pasé muchos años escribiendo notas, artículos y reportajes en medios escritos de alcance nacional y hace poco menos de una década inicié el camino de construcción de obras de ficción. Hasta hoy he escrito tres novelas y avanzo en la cuarta. En mi literatura instalo a las mujeres como protagonistas. Me gusta hablar de mujeres comunes y corrientes, de sus dramas, conflictos y emociones. Como la vida misma.
En el 2018 publiqué la novela La Mujer que Fui, que ahonda en el tema de la violencia de género. En ella, la protagonista es Elizabeth, una mujer maltratada física y sicológicamente por su marido y cuya historia ha tenido una excelente acogida gracias al boca a boca y las redes sociales, donde se puede descargar. Mi siguiente trabajo, que saldrá a la luz en un par de meses, es una novela coral con cuatro protagonistas: Daniela, Mirta, Xiomara y Rosario. Son mujeres diversas, cuyas historias se entrelazan gracias a las redes sociales y hacen partícipe al lector de sus sentimientos profundos, sus miedos y anhelos, dentro de un mundo cotidiano que puede ser el de cualquiera de nosotros.
Actualmente estoy trabajando en una novela, que espero terminar de aquí a fin de año, y que explora la maternidad y las relaciones madre-hija.
Cuenta cómo te iniciaste en la escritura. ¿Cuándo y cómo empezó a interesarte?
Escribo desde siempre. De niña y joven escribía poesía en Castro, donde nací y crecí.
Pienso que uno escribe para provocar al lector, porque tiene un mensaje que comunicar y también por la necesidad de salvarse. Salvarse de uno mismo, de exorcizar algo que lo afecta, de construir con palabras una embarcación que lo lleve a la otra orilla, donde uno imagina estará a salvo.
La escritura muchas veces va de la mano de la lectura. Siempre he sido una lectora compulsiva. De niña devoraba libros muy diversos y cuando agoté los de mi casa y las colecciones de autores que me prestaban mis amigas, pasé decenas de horas en la Biblioteca de Castro, donde recuerdo haber estado tardes enteras de verano leyendo alguna novela que me interesaba.
En la enseñanza media comencé a escribir poesía, pero paralelamente sentía que no tenía la calidad de los enormes poetas que, por esos años, florecían en el Taller Aumen de Castro. Junto a ese reconocimiento de que no estaba a la altura de la poesía de los demás, paralelamente le dedicaba tiempo al estudio y al deporte (jugué varios años básquetbol por la selección del liceo) y la poeta comenzó a quedarse atrás.
Luego pasé al periodismo, donde la prosa debe ajustarse a los hechos y prima la economía de las palabras, pero también escribir un reportaje tiene muchos puntos en común con un cuento o una novela. Creo que del periodismo surgió mi interés por escribir una literatura no autorreferente, con un lenguaje que pudiera ser comprendido por todo tipo de lectores y también ha incidido en la elección de los temas que abordo.
¿De qué manera ha afectado la pandemia tu vida normal y tu trabajo creativo?
La pandemia nos ha afectado en todos los ámbitos, porque el temor al contagio y la responsabilidad que tenemos con el otro nos ha obligado a permanecer encerrados y casi sin relacionarnos con otras personas. No solo no he viajado al sur a ver a mis padres, a quienes no veo desde fines del 2018, sino también tuve que dejar actividades que me gustaban mucho, como asistir a clases de baile o escribir por horas en un café.
En lo personal, mi trabajo creativo no se ha resentido todavía. El año pasado aproveché de “macerar” y revisar la novela que pronto publicaré y estos últimos meses los he dedicado a escribir una nueva, cuyo tema e investigación realicé el año pasado. Tampoco descarto que, a futuro, el aislamiento y la casi nula interacción con personas distintas a mi grupo familiar, afecten mi creatividad a la hora de encontrar nuevos temas.
Describe cómo son tus días en este tiempo de coronavirus. ¿Escribes, no escribes? ¿Lees, qué lees, a qué hora?
En estos días de coronavirus mis días parten de madrugada para aprovechar la franja deportiva de la mañana, espacio que se ha convertido en una fuente de energía impagable. Leo bastante, no solo libros, porque recordemos que casi en paralelo con la pandemia, el país vive una época de cambios políticos y sociales. Además, me importa mucho interactuar en las redes sociales, aunque soy más lectora que productora de posteos, y a través de ellas he conocido a personas con las cuales, por razones geográficas y de ocupaciones diversas, nunca me habría relacionado en la vida real.
Yo siempre estoy escribiendo. Cuando trabajo en mi huerto casero, camino de madrugada o hago aseo, estoy avanzando en mi novela. Así, cuando cada tarde me siento al computador solo hago un trabajo de transcripción de las ideas que he ordenado durante el día en mi cabeza.
¿Crees que cambiará algo el ambiente y el desarrollo de la actividad literaria en Chile cuando volvamos a la normalidad? ¿De qué manera?
La pandemia ha impactado fuertemente a la industria del libro, especialmente la venta de ejemplares impresos y parece obvio que las librerías tendrán que fomentar la venta electrónica y sobre todo mejorar su logística para que los libros lleguen rápidamente a sus lectores. Muchas librerías deberán cerrar, si es que aún no lo han hecho, y es probable que se amplíen los puntos de venta de libros a otros comercios, además de los grandes supermercados como ocurre hoy. También debiera esperarse una mejor oferta de libros digitales.
Pienso que las grandes editoriales seguirán publicando y promocionando bestsellers, libros de influencers de las redes sociales, porque indudablemente ofrecen un menor riesgo comercial, lo que podría redundar en una menor calidad de lo que se publica.
Con talleres y ferias suspendidas, el ambiente literario seguirá sosteniéndose virtualmente por varios meses más.
¿Qué lecturas y autores has retomado? ¿Qué aconsejarías leer en estos días?
Estoy leyendo dos libros que pertenecen a categorías muy opuestas. Leo mucho de literatura, pero también de historia y política reciente, y en estos días avanzo con “Rati”, un libro escrito por Dauno Tótoro y Javier Rebolledo sobre el funcionamiento de “La Oficina”, un organismo de inteligencia creado durante el gobierno de Aylwin. El otro libro que tengo en mi velador es Isla Decepción, una muy buena novela de Paulina Flores, una joven escritora chilena que hace unos años publicó Qué vergüenza, un volumen de cuentos que dio mucho que hablar.
Estos meses he releído a Clarice Lispector, una maravillosa e imprescindible escritora brasileña que hizo de lo íntimo y lo femenino el centro de su literatura y a Svetlana Alexiévich, una periodista bielorrusa ganadora del Premio Nobel y cuya obra está a medio camino entre la literatura y el periodismo.
Además, como en pandemia he decidido dedicar una hora diaria al aprendizaje del italiano, he releído en ese idioma mi libro favorito: Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar y también a Primo Levi y Jane Austen. En poesía, por estos días leo a Alejandra Pizarnik.
*** Quienes no hayan tenido la oportunidad de leer en papel La mujer que fui, pueden descargarla en el siguiente link:
https://drive.google.com/file/d/1enZ-keUKgjvB9DvzKNEUoWxbeEfZXVsT/view?usp=drivesdk
El Arte en Tiempo de Pandemia: Dr. Carlos Trujillo