Describe brevemente lo que es y ha sido tu trabajo como poeta.
Ha sido muy diverso, ya que va más allá de ocupar la hoja para dejar palabras que son crónicas reales y tan imaginarias como lo es la realidad. Escribir mucho para publicar poco y no arrepentirse. También ha sido una resistencia a la tentación del facilismo, el aplauso rápido, cuestión que si la hice se justificaba en los tiempos necesarios y con fines que rebasaban lo estrictamente literario en los duros momentos que no elegimos vivir; textos aquellos que se foguearon en peñas y actos en contra de los violentos tiempos de la Dictadura Cívico Militar, en tiempos que no existían estas amplificaciones del discurso que dan las redes sociales y no existía esa búsqueda de anteponer al creador por sobre el texto, todo lo contrario de esos textos. También he cruzado el umbral para comprender desde la perspectiva del lector y la especialización los textos de los otros, manifestación de otras culturas que a la vez son nuestra cultura, me refiero a los Collags de Chiloé, y aquí ver las complejidades de las resignificaciones y su valoración desde la perspectiva de la cultura dominante y su acomodación a sus propios modelos de inteligibilidad. Este trayecto me llevó a laberintos de interrogaciones, a espejos, y triangulaciones que relevaron esa otra parte de nuestro rostro cultural y que están en las raíces mismas de lo que comemos, creemos, vestimos y vemos en este Chiloé identitario que se desmorona en el oleaje voraz de un sistema que consume e hipnotiza y es caro. Se avizora el peaje que se habrá de pagar y que ya estamos pagando.
En lo más concreto está la segunda edición de mis libros, Los palafitos…del paisaje por Mago Editores y en impresión la segunda edición de (Des)Pliegues de Papel y Follaje por la editorial Andesground, el que ha sido traducido al búlgaro y los Palafitos, posiblemente traducidos al ruso. También hay algunos poemas y proyectos de musicalización con el conocido maestro Claudio Pérez.
Cuenta cómo te iniciaste en la escritura. ¿Cuándo y cómo empezó a gustarte?
Desde la Escuela 75 crucé hasta las reuniones que se hacían en el Liceo de madera. Ninguno de estos espacios existe actualmente. Llegué por recomendación de mi profesora Rosa Llauquen y me acompañó un insigne poeta (en esa época) que tenía un amigo vampiro y les leía poemas a sus gallinas. Sin duda, el ambiente era atractivo y las palabras ya tenían un efecto mágico en mí. Desde chico escribía palabras en tejuelas y las iba ordenando en un extraño ritual que algún día entenderé.
En el Liceo de Castro, cuando era un laberinto de madera, funcionaba el Taller Literario Aumen, era un grupo extraño que leía y se prestaba libros, en el que se ejercía una crítica implacable y fundada. Eso era tal vez lo más atrayente para seguir asistiendo y aumentaba mi gusto por la poesía, por sobre otras cosas que hacía. Tenía entonces unos 11 años.
¿De qué manera ha afectado la pandemia tu vida normal y tu trabajo creativo?
Después del shock, me vi en la necesidad y la urgencia de ver la manera de continuar una normalidad, así que empecé a explorar mares olvidados, superando arrecifes de incertidumbres llegué a algunos puertos para capear la pandemia y recuperar lazos y vínculos. Con asombro, impotencia y tristeza, una vez más descubrí que nos han estado engañando. Nada necesariamente tenía que ser así. Los jaguares del progreso chileno están atrás del mundo, tecnologías que llevan años en el mundo, hoy, gracias a la pandemia se están masificando y demostrando que los nativos digitales es también publicidad engañosa, como lo es la cobertura, la velocidad y estabilidad de la señal de internet. El conocimiento de la tecnología es básico y rudimentario. Creo que es fácil decir que los ministerios de educación se han ido en frases y discursos para la galería, millones de pesos en propaganda acerca de las TICs, palabras vacías en los programas, porque al parecer los que creaban estos programas tampoco sabían. Así que mi trabajo creativo ha estado en esto, en aprender y lograr aprendizajes de mis alumnos usando estos medios, porque el medio también ha tenido que ser el fin, empezando por el dominio de Gmail, para acceder, y esto hay que decirlo, porque nos quedamos con la idealización de jóvenes que tampoco tienen la culpa de creer que internet es para jugar, ver videos y bajar música, o que el celular es para puro chatear y sacar fotos. Al respecto, un poco tarde, pero mejor que el actual Ministerio de Educación han actuado las autoridades locales, que a petición nuestra y en contra de la creencia de muchos colegas y directivos, efectivamente han entregado equipos a los estudiantes. Yo todavía espero que el Ministro intervenga la Televisión Abierta al servicio de la educación, pero uno entiende que los matinales y teleseries son sagrados. Estamos usando nuestra creatividad para trabajar con los estudiantes en la intemperie legal, ya que es trabajo voluntario, puesto que el empleador señala que no puede asumir la obligatoriedad y condiciones de la Ley de Teletrabajo
Describe cómo son tus días en este tiempo de coronavirus. ¿Escribes, no escribes? ¿Lees, qué lees, a qué hora?
A pesar de lo anterior, siempre hay tiempo para leer. Un libro que destaco es Quercun de Sergio Mansilla, que me parece consistente. He leído entrevistas interesantes como la que le realizaron a Yanko González por su estudio acerca del fascismo en Chile, tema que me interesa, pero desde la tipologización y análisis crítico del discurso (en sus manifestaciones actuales) al igual que otras realizadas a Raúl Zurita, siempre agrega algo interesante en esas reflexiones metapoéticas que realiza. Evidentemente, por mi trabajo debo leer mucho, es interesante ver cómo se ha desarrollado el género narrativo en su forma de microrrelato.
De Los Palafitos:
Sembraremos nuestras casas en el mar
que es tierra fértil y líquida.
Aquí habrán de crecer nuestras raíces
juntaránse con las manos de los muertos
que siguen arrastrados por las tormentas
de viento y humo, que les amanecieron,
serán estos muertos los eternos habitantes
de las paredes iluminados por las velas,
Serán estos los náufragos intangibles, invisiblemente
manchados de sal blanca como la esperanza;
Serán estos cuerpos de madera,
estos pilotes mojados
enterrados en la orilla de la historia
los únicos puentes
que soportarán las otras lluvias
y el peso
y la llegada de las muchedumbres solitarias
que sólo podrán ver nuestras máscaras agitándose
en los ojos negros del viento
en medio de un sol
lleno de algas…
El Arte en Tiempo de Pandemia: Dr. Carlos Trujillo